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Por Lu An Méndez* //

La violencia digital no tiene una limitación geográfica como otros tipos de violencia, ¿qué significa esto?, por ejemplo, cuando una estudiante enfrenta una situación de violencia en la unidad educativa, ésta cesa (al menos momentáneamente) cuando se retira a la persona agresora del lugar. En cambio, la digitalidad hace que la violencia perdure en el tiempo y desafía las distancias físicas entre el agresor y la persona agredida. Es decir, si el o la estudiante enfrenta alguna forma de violencia digital por parte de alguien de la escuela, cuando termina el horario escolar, la violencia permanece, del mismo modo, si la persona agresora no pertenece al ámbito educativo, durante las clases escolares el o la adolescente puede estar enfrentando algún tipo de violencia digital.

La violencia digital no conoce de fronteras en tiempo y espacio. Por este motivo, si un o una estudiante del ámbito educativo enfrenta este tipo de violencia es responsabilidad del sistema educativo brindar apoyo para que los derechos vulnerados sean restituidos.

¿A qué se enfrentan las niñas, niños y adolescentes?

Las violencias digitales más frecuentes en niños, niñas y adolescentes en entornos educativos incluyen el ciberacoso, entendido como las acciones que se realizan por medios digitales para generar daño emocional y sensación de inseguridad en una o un compañero de colegio o la violencia sexual digital, donde mediante internet se exponen a NNA a situaciones sexuales que ellos o ellas no desean y que no son apropiados para su edad. Son algunos de los tipos de violencia digital más comunes que suceden en horas escolares.

Por otro lado, los y las estudiantes pueden estar viviendo situaciones de «grooming» que es el proceso mediante el cual un adulto establece una relación con una o un menor de edad con el propósito de obtener imágenes explícitas o abusar sexualmente de él o ella. Los depredadores sexuales pueden utilizar plataformas en línea, como redes sociales y juegos en línea, para engañar a los niños y adolescentes y ganarse su confianza.

Las y los profesores, y las unidades educativas tienen un papel fundamental en la prevención y respuesta a las violencias digitales en las escuelas. Debido a la rapidez con la que se expande y viraliza la violencia digital, es esencial que los y las docentes estén preparados para escuchar sin revictimizar. La revictimización puede causar aún más daño a las niñas, niños y adolescentes que ya han sido víctimas de este tipo de violencia, por lo que es esencial que los y las profesoras sean conscientes de las necesidades emocionales de sus estudiantes y sean capaces de brindar un apoyo adecuado.

¿Cómo las y los maestros pueden ayudar a luchar contra la violencia digital?

Para proteger a las infancias y a las adolescencias de estas violencias, es central reconocer a la violencia digital como un problema que están enfrentando estas poblaciones en las unidades educativas y comprender que desde el sistema educativo se puede trabajar en prevención y apoyar a la reparación en un contexto en el que el acceso a la justicia es lejano y las plataformas (como Facebook, Tik Tok, etc.) no responden de forma adecuada.

En ese sentido, el rol de los docentes como puente entre las y los adolescentes afectados por violencia digital y sus familias es fundamental. Muchos padres y madres no están preparados para brindar apoyo ante estas situaciones, y sus respuestas suelen ser revictimizantes, centradas en la prohibición del uso de la tecnología. Los maestros y maestras, gracias a las habilidades digitales que han desarrollado durante la pandemia, pueden orientar a las familias sobre cómo responder de manera efectiva a estas violencias.

Cuando los adolescentes enfrentan violencia digital, suelen guardar silencio y no buscar ayuda. Por lo tanto, es crucial que cuando un adolescente se atreve a compartir su experiencia con un maestro o maestra, se brinde contención emocional y apoyo sin juzgar ni culpar. Es fundamental escuchar sin revictimizar, buscando entender la situación de riesgo en la que se encuentra el adolescente para brindarle el apoyo más efectivo y preciso.

Generar alianzas con organizaciones que trabajan con énfasis en la prevención y respuesta en temas relacionados con la  violencia digital para buscar apoyo y obtener conocimiento es una buena forma de que las y los maestros empiecen a brindar respuesta frente a este problema.

La niñez y adolescencia merecen un espacio digital seguro y libre de violencia, y necesitamos de los maestros y maestras para conseguirlo.

*Lu An Méndez es Oficial de inclusión, violencias digitales y Coordinadora S.O.S. Digital de la Fundación InternetBolivia.org

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