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Por Gabriel Peredo Albornoz* //

La visión ancestral del Allinkay, o interpretado como bienestar general, entiende el ordenamiento del mundo a partir de principios como la coherencia, la reciprocidad, la complementariedad, la sincronicidad y la correspondencia para el buen funcionamiento del universo y del planeta Tierra, aquí donde lo sagrado, lo natural y lo humano conviven en un mismo espacio-tiempo. Recuerdo que un maestro ajq’ij maya decía que no hay que “pensar para luego existir”, sino más bien “estar para ser en el mundo”. ¿Cuál es la relación de estas dos ideas?

Pues bien, si las grandes civilizaciones antiguas de los Andes y la Amazonía comprendían que lo vivo era sagrado y lo sagrado podía ser una piedra, un animal, una planta, un cerro, un río, un bosque o cualquier otra entidad, entonces entendían la vida, la relación de lo humano y lo no-humano más allá de una función geológica, ecológica, biológica o fisiológica. Por ejemplo, el rugir del jaguar no solamente regula el cauce del río, su rugido implica una armonización de las frecuencias que dinamizan las ondas del agua y si esto sucede entonces significa que la información contenida al interior de las moléculas puede configurarse en función del entorno. Algo parecido sugería Masaru Emoto, cuando investigó sobre la memoria y la consciencia del agua. Él identificó que los lenguajes, al entrar en contacto con el agua, la estructura geométrica molecular se modifica en relación a su observador. Principios de la sabiduría ancestral dialogando con las leyes de la mecánica cuántica.

Ahora imaginemos cómo podrían influir nuestras creencias, costumbres, prácticas, formas de relacionarnos y todo comportamiento que tengamos en nuestro día a día como personas, como familias, como sociedad, como mundo. ¿Cómo estaríamos configurando nuestra visión? ¿Nuestros pensamientos, hechos y acciones nos permiten respondernos en paz a preguntas como: ¿Para qué estoy aquí? ¿De dónde vengo? ¿Quién soy?”.

Algo debe ocurrirnos en nuestro “estar” para que “nuestro paso por este mundo” sea tan caótico, tanto que informes globales como el del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (2020) o el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (2019) concluyan por primera vez que nuestro ciclo civilizatorio está comenzando a cuestionarse que ha vivido confrontado contra sí mismo, al punto de replantearnos el rumbo de nuestra existencia.

Con la pandemia y el cambio climático, ingresamos nuevamente a la disputa económica sobre la comprensión de la salud-enfermedad, donde los esfuerzos se han reducido a declararle la guerra al malestar, incursionando en acciones y desarrollando conocimientos orientados a paliar síntomas a múltiples escalas y niveles. Incluso en contraposición a la urgencia por revertir o contrarrestar el deterioro de la salud planetaria.

Queremos un cambio y queremos estabilidad al mismo tiempo, nuestros corazones se han alejado del origen y nuestras mentes se han desconectado, conduciéndonos a la pasivación de los sentidos. Los sabedores dicen que es una época en donde “lo grande se hará pequeño y lo pequeño será grande para que podamos ver”. El bienestar ocurre cuando existe crianza mutua, yo soy tú, tú eres yo. “Recordar para sanar” sugiere un principio de las sabidurías ancestrales sobre la salud integral. O como percibe Jodorowsky: “El inconsciente nos envía enfermedades como si fueran emisarios, para que, eludiendo la barrera moral que impide que nuestras impulsiones básicas se hagan presentes, transmitan a nuestra parte racional informaciones preciosas. Más que luchar contra una enfermedad, viéndola como un funesto enemigo, es mejor imaginar que es una entidad respetable a la que es preferible adoptar y seducir, agradeciéndole que nos obligue a ocuparnos de nuestro cuerpo, liberándonos así de los espejismos mentales en los que nos sumergimos para no encarar valientemente los traumas y conflictos”.

Receta para aumentar los glóbulos blancos (inmunoestimulantes) **

El sistema inmunológico es una especie de guardián, ya que se constituye en una red de células, de tejidos y órganos que nos protegen constantemente. Esas células las denominamos glóbulos blancos (leucocitos), los cuales se combinan para encontrar y destruir las substancias u organismos causantes de las distintas enfermedades que atacan al cuerpo. Los fagocitos y linfocitos son, entonces, la primera defensa del cuerpo.

Este sistema funciona con dos líneas de defensas. Una es la natural, constituida por la piel y otras mucosas. Otra es la adquirida, que da una respuesta específica a cada agente infeccioso. Aquí intervienen los linfocitos y los anticuerpos como las vacunas. Ambas barreras se relacionan permanentemente.

De este sistema tan complejo depende el estado general de la salud. Cuando el sistema inmunológico no funciona bien estamos expuestos a enfermedades. Son muchos los factores que pueden alterar la salud, desde el clima y la polución de las ciudades hasta los hábitos de vida, el estrés, la falta de ejercicio y la mala alimentación. Formamos defensas con los nutrientes que ingerimos, en especial proteínas, minerales y vitaminas. De ahí la importancia de una alimentación suficiente, completa y armónica. Para subir las defensas necesitamos alimentos proteicos de buena calidad nutricional con aminoácidos esenciales, minerales, grasas saludables y fitonutrientes.

Receta con Uña de Gato

(Para el uso interno, a través de la infusión)

Ingredientes

1 litro de agua hervida tibia

2 cucharadas de uña de gato (uncaria tomentosa) en polvo

1 cucharada de frutos de Nina Nina (barberis commutata)

1 cucharada de Noni (morinda citrifolia)

Preparación

  1. En 1 litro de agua hervida tibia, agregar 2 cucharadas de uña de gato (uncaria tomentosa) en polvo, 1 cucharada de frutos de Nina Nina (berberis commutata y 1 cucharada de Noni (morinda citrifolia).
  2. Dejar reposar 10 minutos y colar
  3. Beber el líquido tibio, 3 tazas por día durante 15 días. Después de hacer una pausa de 1 semana, continuar con el tratamiento.

Nota

En caso de no disponer de Nina Nina, reemplazar por hojas de coca (erythorylum coca), achakahana (neowerermannia vorwerkii), achuma (trichocereus pachanoi) o frutas de uchuva (physalis peruviana)

Recomendaciones

  • Comenzar el día con un desayuno completo
  • Mantener una relación armoniosa con el ecosistema y realizar convivencias en la naturaleza
  • Descansar 8 horas necesarias
  • Realizar ejercicio 3 veces por semana
  • Llevar una vida tranquila y aprender a gestionar las emociones negativas. La incidencia del estrés deteriora el sistema inmunológico y nervioso paulatinamente, aumenta la presión arterial, incrementa los niveles de azúcar en la sangre, altera el sistema hormonal y puede provocar alteraciones espirituales.
  • Evitar consumir información violenta
  • Beber al menos dos litros de agua diarios, dedicando sus mejores intenciones
  • Evitar consumir comidas fritas, azúcar refinada o alimentos procesados
  • Incorporar ácidos grasos Omega 3 y 6 en la alimentación
  • Consumir vitamina C para estimular la inmunidad de la mucosa
  • Consumir vitamina B para mejorar el metabolismo celular y el sistema inmune
  • Consumir vitamina A, presente en productos animales
  • Consumir carotenos y flavonoides, presentes en el aceite de Oliva o Girasol, zanahoria y vegetales verdes
  • Consumir vitamina D para mejorar el funcionamiento de los glóbulos blancos. Para activarla, hay que tomar sol dos o tres veces por semana durante 10 minutos a medio día

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*Comunicador Social y Coordinador Académico en el Centro Kuska de Sabidurías Ancestrales. Especialista en articulación de conocimientos científicos de segundo orden con sabidurías ancestrales. gperedo.albornoz@gmail.com

** Extraído del Libro “1000 Maneras de Prevenir y Curar Enfermedades. Memoria de Medicina Tradicional Andino Amazónica”, de Carlos Prado, jampiri y director ejecutivo del Centro Cultural Kuska de sabidurías ancestrales. Referencias: https://hotmart.com/es/marketplace/productos/1000-maneras-de-prevenir-y-curar-enfermedades-memoria-de-medicina-tradicional-andino-amazonica/X85716282W

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