Por Miriam Telma Jemio**
“Cuando llueve y calienta el sol, los (huevos de) mosquitos revientan. Hoy en día, hay hartísimos que están afectando con dengue hemorrágico, sobre todo a los niños”. Así describe su vivencia Yesenia Áñez, indígena de la comunidad chiman Las Maras, del municipio de San Borja, donde asegura murieron tres niños con esa enfermedad este año.
Lo cierto es que el mosquito Aedes Aegypti enfermó a 22.859 personas, especialmente en Santa Cruz, Beni y Tarija. Hasta agosto de este año, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades reportó más de 3,7 millones de casos y más de 2.000 muertes en 70 países.
En Santa Cruz, la epidemia colapsó el sistema de salud, exponiendo las falencias de infraestructura, personal y medicamentos. A la par, se identificó escasa acción de la población para eliminar los criaderos de mosquitos de sus viviendas.
Esto tiene que cambiar radicalmente, coinciden las autoridades, frente a los pronósticos que alertan de un incremento del vector, debido a la presencia del fenómeno de El Niño.
Escasa prevención en comunidades indígenas
En San Borja, Beni, a mediados de julio, una niña de 11 años murió con dengue, una semana después de su fiesta de cumpleaños. “Fue algo muy traumático porque yo fui a su cumpleaños con mi hija. Fue un golpe muy duro para nosotros”, cuenta Yesenia Áñez.
“Antes había dengue (hace una década), pero hoy en día hay mucho más y ya viene con hemorragia. Nosotros nos curábamos con remedios tradicionales, pero con el hemorrágico no sabemos cómo controlar eso”, comenta la indígena chimán.
Ella piensa que el incremento de afectados con esa enfermedad se debe a que no usan mosquiteros y por la falta de fumigación con insecticida.
Hace un par de años, recuerda, la Cruz Roja donó 5.000 mosquiteros a algunas comunidades. “Lo que nos aconsejan es que compremos mosquiteros para que los niños no sean picados por los mosquitos en las noches, que es cuando abundan”.
La norma de Diagnóstico y Manejo del Dengue señala que “la hembra prefiere la sangre humana y pica principalmente durante el día a una o varias personas para lograr cada puesta de huevecillos; lo cual realiza en depósitos naturales o artificiales de agua; hasta que se convierten en larvas, pupas y mosquitos adultos”.
Lourdes Eamara, de la comunidad indígena chacobo Nueva Unión, del municipio de Riberalta, dice que en tiempo de lluvias hay mosquitos de día y de noche, “pero siempre hay más de noche”.
Datos oficiales reportan que entre enero y julio de 2023, Riberalta registró 952 casos, tres veces más que el segundo municipio con más infectados del Beni: San Borja (307).
Entre mayo y julio, Riberalta ocupó el primer lugar, entre 10 municipios, con 170 casos confirmados. La cifra más alta en Bolivia como se ve en el siguiente cuadro.
Eamara asegura que cada año reciben en su comunidad un mosquitero (por cama) del programa de lucha contra la malaria. Aunque, lamenta que no haya fumigaciones contra los mosquitos.
Fuera de la falta de mosquiteros y fumigaciones, la indígena chimán de San Borja lamenta que los diagnósticos no sean tempranos y precisos como pasó con los niños.
“En el caso de los niños dijeron que se va a pasar porque es cualquier fiebre, que es resfrío. Los médicos no saben al final qué tienen. Así ha pasado. Estos niños habían tenido dengue hemorrágico, han comenzado a sangrar de la nariz, han convulsionado y han fallecido”.
Yesenia Añez, de la comunidad Las Maras
Consultado sobre el tema por la RAI, Fredy Armijo, director Nacional de Epidemiología del Ministerio Salud, explicó que San Borja es una zona endémica de dengue, por eso la población tiene mayor riesgo de ser infectada por la picadura del mosquito. Y pese a las altas cifras de contagio registradas, asegura que hubo diagnóstico adecuado y oportuno de los casos.
En 2023, número de casos excepcional
Hasta julio de 2023, el Ministerio de Salud reportó 22.859 casos y 79 decesos. “Este ha sido un año excepcional, con un brote con mayor cantidad de casos que el año pasado debido a las inclemencias del tiempo. Los primeros meses de este año tuvimos lluvias copiosas”, refiere el Director de Epidemiología del Ministerio de Salud.
Infografía: el dengue es una enfermedad transmitida por un vector por un mosquito Aedes aegypti y los mosquitos evidentemente transmiten en lugares tropicales o subtropicales.
Armijo asegura que la cantidad de casos es mayor a 2022, principalmente en niños y personas adultas con enfermedades de base.
Las regiones endémicas de dengue son los departamentos de Santa Cruz, Tarija, Beni, Chuquisaca, La Paz, Cochabamba y Pando. Los departamentos de Oruro y Potosí no tienen casos.
Si bien es alto el número de casos confirmados en 2023, hay que remarcar que es cinco veces menor que en 2020, cuando se reportaron 111.347 casos, pero debido a la pandemia del Covid 19, no se lo dimensionó.
Durante 2022 se notificaron 2,8 millones de casos de dengue en las Américas, lo que representa un aumento de más del doble en comparación con los 1,2 millones notificados en 2021. Mientras, en el mundo, en 2022, se registraron 2.809.818 de casos y 1.290 muertes, el doble de casos y casi el triple de decesos que en 2021: 1.269.004 casos y 437 decesos.
El mosquito aristocrático golpeó a Santa Cruz
En algunos municipios como Santa Cruz de la Sierra que cuenta con más de dos millones de habitantes, la cantidad de casos fue mayor a los años anteriores. “Tiene la mayor cantidad de casos; primero, porque el vector (el mosquito) está circulando; segundo, porque tiene mayor población y, tercero, porque las lluvias fueron altamente copiosas”, puntualiza Fredy Armijo, director Nacional de Epidemiología.
Para Carlos Hurtado, gerente de Epidemiología del Sedes Santa Cruz, la epidemia iniciada en octubre de 2022 y que se prolongó hasta julio de 2023 fue la de mayor impacto. “Este año -explica- ha sido de mayor magnitud y trascendencia en la historia de esta enfermedad en el país. En el departamento hemos superado los 100 mil casos sospechosos”.
La capital cruceña registró cerca de 15 mil casos positivos. En 2009, había alrededor de 60 mil casos sospechosos, pero no más de 4 mil positivos. Este año, la enfermedad se presentó de forma homogénea en todos los distritos de la ciudad de Santa Cruz, desde el centro hasta el lugar más periférico.
Los municipios metropolitanos como La Guardia, Cotoca, El Torno, Montero, Warnes, Pailón, Okinawa, Colpa Bélgica y Portachuelo fueron afectados.
El problema se presenta cuando las poblaciones no aplican medidas de vigilancia, prevención y control. Hurtado explica que es responsabilidad de las autoridades de salud garantizar la atención, la dotación de medicamentos y la fumigación.
“No es que no se haya hecho nada en Santa Cruz, sino que la gente espera que entremos a su canchón, a su patio, a destruir los criaderos, cuando ellos deben limpiar, destruir o sacar los criaderos de su casa para evitar la proliferación del mosquito Aedes aegypti, para que no se enfermen o mueran con dengue”.
Carlos Hurtado, gerente de Epidemiología del Sedes Santa Cruz
A esto se suma un sistema de salud debilitado desde hace muchos años. A inicio de 2023, cuando se incrementaron los casos en Santa Cruz, colapsó el hospital San Juan de Dios al punto de que los pacientes eran atendidos en los pasillos por falta de espacio.
Para el Gerente de Epidemiología del Sedes Santa Cruz, los niveles de gobierno no asumen su responsabilidad. Considera que cada municipio tendría que haber contratado recursos humanos -que es la mayor debilidad de todo el sistema de salud-, debían haber comprado medicamentos en el marco de la prevención de riesgo, “porque lo que hemos vivido con el dengue es un desastre”, asegura Hurtado.
Hace notar que esto pasa en todos los hospitales del eje troncal del país: en el hospital de Clínicas de La Paz, en el San Juan de Dios de Santa Cruz y en el Viedma de Cochabamba. “Toda la vida no hay espacio y entonces con cualquier epidemia hay una sobredemanda y se saturan en su máximo nivel”, remarca la autoridad departamental de salud.
La población debe reducir los criaderos
Hurtado explica que hay un sinnúmero de factores para el aumento de casos de dengue, incluyendo las variaciones climáticas. En algunas zonas ha llovido antes o después de lo previsto. Las lluvias se dan históricamente entre octubre y marzo.
Parte del trabajo que realizaron se centró en controlar la numerosa población del mosquito que proliferó, porque las personas le dan las condiciones al mantener lugares o recipientes que almacenan agua limpia. Y en las casas que visitaron encontraron llantas y botellas, entre otros, donde el agua se concentra.
“El control de esta enfermedad depende de nosotros. Se tiene que hacer en nuestro hogar. La variación climática con el aumento de lluvia puede aumentar la proliferación siempre y cuando haya criaderos. El mar no es un criadero, pero sí una taza, un turril, una llanta”.
Carlos Hurtado, gerente de Epidemiología del Sedes Santa Cruz
Las autoridades del Ministerio de Salud y de la Gobernación de Santa Cruz afirman que realizaron diferentes acciones para enfrentar la enfermedad, entre ellas mejoras en los hospitales de tercer nivel con el contrato de personal de salud, aprovisionamiento de insumos y medicamentos; capacitación del personal de salud, diagnósticos de situación en el municipio de Santa Cruz, así como campañas de información para prevenir la enfermedad y campañas de limpieza de criaderos del mosquito.
Expansión a nuevas regiones
“Podemos decir que en las regiones tropicales y subtropicales tuvieron mayor carga de vectores y la probabilidad de infectarse se elevó en la región subtropical, donde normalmente -en otros años- no existía dengue empezó a presentarse casos de dengue”, alerta Fredy Armijo, epidemiólogo del Ministerio de Salud.
Así sucedió cerca de Palos Blancos y Tipuani, en el departamento de La Paz. “Ahí lo detectamos al vector muy a tiempo, pudimos hacer el combate y fumigamos esas regiones para eliminar a este mosquito”, afirma.
Sobre los casos presentados en regiones de mayor altura, la autoridad nacional de epidemiología asegura que se trata de casos importados de personas que viajan a zonas endémicas de dengue donde contraen la enfermedad y ésta recién se manifiesta cuando llegan a su lugar de origen.
Por tanto, dice que no amerita hacer más estudios en esas zonas altas donde no circula el vector. “No necesitamos hacer estudios de ningún tipo. Al vector hay que buscarlo en zonas tropicales o subtropicales donde puede producir muchas enfermedades. En Beni y Pando, por ejemplo, tenemos malaria, leishmaniosis y otras enfermedades tropicales que son propias del lugar, son enfermedades endémicas”, explica Armijo.
El calentamiento global facilita la presencia de estas enfermedades en lugares donde antes no existían; sin embargo, Armijo indicó que en Bolivia se están adelantando con la prevención, tal como lo hicieron con la malaria. En julio, en Beni y Pando iniciaron actividades de prevención contra esa enfermedad.
Riberalta y Guayaramerín están en la lista de poblaciones donde se inician las acciones para estar en condiciones para que en la temporada de lluvias, haya menor población de vectores. La autoridad nacional tiene la esperanza de que la malaria ya esté en su fase final de exterminación, para poder concentrarse en el dengue, “que sí se anuncia que va a ser un año donde vamos a tener un brote epidémico muy importante”.
Más mosquitos por deforestación y aumento de temperatura
Rosa Pachuri vive en una comunidad indígena chiquitana de San Ignacio de Velasco. Cuando era niña solía ir al monte con su padre a recolectar miel de abeja. Recuerda que abundaban los mosquitos en esos lugares. “Ahora como todo lo han tumbado ya no hay mosquitos”.
“Hemos deforestado la zona rural. Como le hemos quitado la buena vida que tenía en el campo a este mosquito (Aedes), se vino a la ciudad y se entró a nuestra casa. Este mosquito es aristocrático, le gusta el agua limpia y duerme casi todo el día”, hace notar Hurtado.
Para esta autoridad, se debió mantener al mosquito en el monte donde no hay gente, pero como se deforestó su monte, el mosquito buscó la manera de sobrevivir y lo hace dentro de nuestras casas y se alimenta sólo de la sangre del ser humano.
La preocupación a nivel mundial es que el cambio climático, por el aumento de la temperatura, está impulsando el crecimiento de estos vectores. Una situación que está viviendo Yesenia Áñez.
“A veces hace frío en la mañana, muy temprano, y de repente sale el sol (la resolana), ahí es donde los (huevos de los) mosquitos revientan más cuando llueve o chillchea”, señala la indígena chimán.
La Organización Mundial de la Salud señala que el cambio climático afecta la salud de las personas, El aumento de la temperatura provoca cambios en los patrones de precipitación y esto induce a un aumento de la extensión geográfica de los vectores y la alteración de su reproducción lo cual lleva al incremento de las enfermedades que estos transmiten (malaria, dengue, zika…)
Tomando en cuenta las previsiones dadas en febrero por la Organización Mundial de Meteorología, las temperaturas continuarán en aumento, lo que hace prever que crecerán las enfermedades tropicales.
Vacunas y mosquitos de laboratorio contra el Aedes
Las labores de prevención de las autoridades de salud podrían no ser suficientes frente a lo que la OMS anticipa será el impacto de El Niño en los últimos meses de 2023, que se prevé traerá condiciones meteorológicas favorables para la proliferación de los mosquitos.
“Ya se han iniciado campañas para el fortalecimiento de los diferentes establecimientos de salud, en el caso del dengue se está ensayando ya alguna vacuna. Nosotros estamos estudiando la posibilidad de incorporarla en el país o no, porque todavía están en experimentación”, anticipa Armijo.
En 2021, Estados Unidos aprobó la vacuna Dengvaxia y recomendó su uso con restricciones: Sólo en niños de 9 a 16 años que ya hayan tenido la enfermedad, confirmada por un laboratorio, y que vivan en áreas donde el dengue es endémico.
En abril pasado, Argentina autorizó el uso de la vacuna del laboratorio japonés Takeda para las personas mayores de 4 años, que hayan cursado o no previamente la enfermedad. La misma vacuna es usada en Europa.
Armijo dice que para aplicarla en Bolivia se requiere que los ensayos que se realizan den la seguridad y validez suficiente.
A la par, se están probando otras tecnologías para suprimir a los mosquitos que han desarrollado resistencia a los insecticidas. Una de ellas es la esterilización. En 2022, en Brasil iniciaron el uso de mosquitos estériles para controlar la reproducción de los Aedes.
La OMS explica que “la técnica consiste en criar grandes cantidades de mosquitos machos esterilizados en instalaciones especializadas y luego liberarlos para que se apareen con hembras en la naturaleza. Como no generan descendencia, la población de insectos disminuye con el tiempo”.
Otra tecnología es la que aplica el World Mosquito Program en Colombia, que consiste en introducir la bacteria Wolbachia en las poblaciones de mosquitos, para ayudar a eliminar el dengue, zika y chikungunya.
Entrevista a Sara Costa, del Programa Mundial del Mosquito
La bacteria Wolbachia no se encuentra en los mosquitos Aedes Aegypti, por eso se la introduce en sus huevos. Los mosquitos machos con Wolbachia se aparean con mosquitos hembra silvestres. Como los huevos no generan crías, se reduce la cantidad de mosquitos, explica a la RAI Sara Costa, miembro del World Mosquito Program.
Esta técnica la implementaron en 2015, en Bello, París. El proyecto se amplió a Medellín. Y actualmente, se aplica en Cali, Itagüí y Sabaneta, en Colombia.
Próximas acciones
La Organización Mundial de la Salud, en su “Análisis de la situación de salud pública”, difundido en agosto, prevé que El Niño cambie la dinámica del dengue, el zika y chikungunya, entre otras enfermedades virales transmitidas por mosquitos.
Los aumentos inusuales de temperatura o precipitaciones pueden aumentar la densidad de mosquitos y la transmisión viral, lo que facilitaría posibles epidemias. Frente a ello, la OMS recomienda monitorear y disminuir la densidad de mosquitos, así como preparar los servicios de salud para la detección y el diagnóstico temprano.
Existe el riesgo de que las temperaturas más cálidas relacionadas con El Niño provoquen epidemias en zonas montañosas, que en otras épocas son demasiado frías para la supervivencia de los vectores que transmiten el dengue y otras enfermedades.
En ese contexto, para evitar que se repita lo sucedido a inicios de este año, la población tiene que seguir las recomendaciones para que no se propaguen los criaderos de mosquitos Aedes desechando los recipientes donde se acumula el agua en sus viviendas y las autoridades tienen que reforzar el sistema de salud. Lo hecho hasta ahora no es suficiente frente al problema, como lo señalan desde la OPS.
** Este reportaje fue realizado por la Red Ambiental de Información (RAI) y publicado en alianza con Guardiana.
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