Por La Voz de la Naturaleza para Guardiana (Bolivia) y foto de WWF
Las megainfraestructuras de Santo Antonio y Jirau construidas en territorio brasileño ya tienen un impacto negativo en los movimientos del bufeo (Inia boliviensis), porque le impiden visitar los hábitats que necesita para poder completar su ciclo vital. Los científicos preparan otro estudio sobre movimientos del delfín de río boliviano en la cuenca alta del Mamoré, que aportará insumos para el cálculo de los caudales ambientales necesarios para asegurar la sobrevivencia de esta especie emblemática.
El programa La Voz de la Naturaleza presentó esta información y análisis en su conversatorio titulado “Atrapados, los impactos de las represas”, el sábado 7 de agosto, con la participación del científico Paul Van Damme. Van Damme destaca que en la anterior década varios equipos de biólogos de La Paz (Museo Nacional de Historia Natural), Cochabamba (Faunagua), y Santa Cruz (Museo Noel Kempff Mercado), entre otros, han cooperado para estudiar la biología del bufeo boliviano. Los estudios del bufeo (Inia boliviensis) son relativamente nuevos en el país y los más recientes, apoyados por la WWF, han dado muchas luces acerca de la ecología de esta especie amazónica.
Paul Van Damme aclara que el bufeo o delfín de río boliviano no es una especie endémica de Bolivia, pero lo es de la cuenca del río Madeira, que es compartido con Brasil. Además, a nivel internacional aún debe ser denominado con su nombre científico Inia geofrensis boliviensis, pues falta el reconocimiento internacional del bufeo como especie diferente del delfín de río amazónico, a pesar de la evidencia científica genética ya publicada. La especie se encuentra en Bolivia y en Brasil, con tres poblaciones que respectivamente están en las cuencas de los ríos Iténez, Mamoré y Madeira. En la actualidad estas poblaciones están fragmentadas por la construcción de las dos represas hidroeléctricas en Brasil: una población aislada en Bolivia en las cuencas Iténez y Mamoré, la otra entre las represas Jirau y Santo Antonio y, la tercera, río abajo de las represas señaladas, en el río Madeira hasta su confluencia con el río Amazonas. Entonces podemos hablar de una especie fragmentada en tres poblaciones, lo que se considera como uno de los impactos mayores de las represas sobre la fauna acuática hasta ahora.
ESTUDIOS REALIZADOS EN BOLIVIA
En los últimos años, los estudios en Bolivia han estado orientados a conocer la distribución de la especie con diferentes métodos de observación y en un marco de colaboración regional, es decir en cooperación con grupos de científicos en Colombia, como la Fundación Omacha, con un grupo en Brasil, el Instituto Mamirauá, y todo apoyado por WWF y otros financiadores. Esto ha permitido utilizar tecnologías para entender mejor los impactos de las represas y otras acciones humanas sobre el bufeo boliviano (Inia boliviensis). Entre otros avances se ha empezado a trabajar con drones y transmisores satelitales para entender por qué la especie es tan vulnerable a las represas. Antes se pensaba que la especie solo realizó movimientos locales, y que estaba confinada a lagunas o pequeños cursos de ríos, pero gracias al trabajo en colaboración con Colombia y Brasil se ha podido identificar que tiene una ecología muy compleja, que migra, se mueve, se desplaza, y que tiene muchos requerimientos de hábitats acuáticos. No habita solo el canal principal de río, sino que utiliza, a lo largo de su vida, lagunas y ríos tributarios. En un tributario del río Iténez se ha observado individuos que en el plazo de un mes entran a dos arroyos y se desplazan más de 200 km por el canal principal del río.
Otro de los descubrimientos importantes fue identificar que vive en grupos familiares, es decir que tiene una vida social muy compleja, viviendo en grupos de entre dos a veinte individuos, con presencia de pocos machos y algunas hembras con sus crías, que sí se dispersan para buscar alimento, pero se juntan de nuevo posteriormente. Si se rompe esta estructura familiar, pueden llegar a ser más vulnerables. Ahora, una población fragmentada, que consiste en 50 a 70 delfines, como es el ejemplo de la población en el río Madeira que se encuentra entre las represas de Santo Antonio y Jirau, ya no tiene ese conjunto de hábitats necesarios para su sobrevivencia y se vuelve muy vulnerable. Estos bufeos están confinados a este tramo del río Madeira y sufrirán con el tiempo un empobrecimiento genético, además de ya no encontrar la diversidad de hábitats que necesitan para sobrevivir. Por otro lado, en la Amazonia boliviana aún se cuenta con 5.000 delfines aproximadamente, y esta población tiene más resiliencia y tiene más potencial para recuperarse frente a las amenazas humanas.
EFECTO DE LAS REPRESAS EN LOS BUFEOS
Como se mencionó, se creía que Inia boliviensis era una especie exclusiva de Bolivia, es decir una especie endémica, pero a través de los estudios genéticos y la aplicación de tecnología se ha demostrado que es una especie cuya distribución actual ha sido moldeada por la presencia de barreras naturales, como son las cascadas. En el pasado sí han logrado cruzarlas ocasionalmente, por eso existen Inia boliviensis en el río Madeira por debajo de las represas San Antonio y Jirau, pero es importante indicar que para los delfines es muy difícil remontar las cascadas río arriba, entonces una vez que se encuentran en el río Madeira ya no pueden retornar a Bolivia. Esto significa que las poblaciones ubicadas en la cuenca del río Madeira están más afectadas por las represas en Brasil que la población en Bolivia, primero porque es una población más pequeña, y segundo porque ya no reciben flujo genético desde la cuenca alta en la Amazonia boliviana. Ahí surge el empobrecimiento genético de estas poblaciones y su vulnerabilidad a la extinción.
Van Damme agrega que Inia boliviensis nunca ha logrado cruzar la cachuela de Cachuela Esperanza, y no existen indicios científicos de su presencia en la cuenca del río Beni. Esto confirma la hipótesis de que existe un flujo de material genético mayormente hacia río abajo, y que las poblaciones en el río Madeira son a corto plazo las más vulnerables debido a las represas ya construidas en Brasil. Sin embargo, las poblaciones en la Amazonía boliviana enfrentan otras amenazas, como son la deforestación y los cambios en la hidrología de los ríos.
REPRESENTACIÓN BOLIVIANA FRENTE A EMPRESAS BRASILERAS
Se ha conformado una red sudamericana denominada SARDI, publicando una serie de investigaciones científicas que en cierta forma son la base para la incidencia en políticas que favorecen la conservación del bufeo, al mostrar no solo el impacto de represas para el bufeo sino también el impacto que tienen estas para los peces. Se están publicando artículos científicos, basados en información generada de forma objetiva, para que los tomadores de decisión, los periodistas, y la población en general, puedan tener un criterio más acertado sobre el tema. Al inicio de la construcción de las represas Jirau y Santo Antonio, Bolivia hizo una representación frente a las autoridades brasileñas expresando su preocupación sobre los posibles impactos ambientales de las mismas en territorio boliviano. En las gestiones 2006 y 2007 hubo reuniones de comisiones técnicas bilaterales. Sin embargo, ante la presión brasileña de mayor consumo de energía eléctrica, las gestiones no tuvieron mucho impacto y Brasil inició la construcción de las represas en 2008.
Van Damme reconoce que el Estado boliviano instaló un sistema de monitoreo de los impactos de las represas Jirau y Santo Antonio, con información de línea de base publicada el año 2012, además en 2014 se completó la información con datos adicionales. Esta publicación sirvió como estímulo para usar al bufeo como un indicador de impactos por represas. Ahora las ONG y las universidades toman este sistema de monitoreo como base para sus estudios, además, se enmarcan en el segundo Plan de Acción Nacional para la Conservación de Inia boliviensis (2021-2022), aprobado este año, y el Plan Regional de delfines de río, que fue patrocinado por SARDI. Como la fragmentación de las poblaciones de bufeo por las represas brasileñas tiene mayor impacto en Brasil, los científicos de Bolivia trabajan en conjunto con equipos brasileños. Por otro lado, Paul Van Damme señala que se solicitó información con respecto al sistema de traspaso de peces construido en las represas, para conocer su eficiencia para el paso de peces migratorios, sin embargo, hasta el momento no se tuvo acceso a esa información.
IMPACTOS AMBIENTALES
Durante la construcción de las represas en Brasil hubo bastantes críticas de parte de la propia sociedad brasileña. Muchos investigadores predijeron los posibles impactos no mitigables que podrían generar las represas. Hubo reuniones binacionales donde se entregaron estudios de investigadores brasileños a la autoridad ejecutiva de Brasil, pero el lobby y la presión política se impusieron. Un factor que complicó las gestiones es que las empresas que construyeron las represas no reconozcan los impactos más allá de la zona de influencia de la represa, es decir, no se consideraron los impactos en el lado boliviano.
Otro elemento también rescatable es que durante la construcción de la represa Santo Antonio, los científicos no se dieron aún cuenta de la existencia del Inia boliviensis en territorio brasileño. Las presiones económicas y políticas hicieron posible la construcción primero de la represa de Santo Antonio y luego de Jirau. En Bolivia, se hizo y se publicó un estudio de los impactos de la construcción de la represa Jirau que apunta a un posible impacto sobre el bufeo en el territorio boliviano y sobre el dorado, especies de pez que migra largas distancias (Brachyplatystoma rousseauxii). Doce años después de la construcción de las represas se ha demostrado que sí existe un impacto sobre esta especie arriba de las represas. Tanto los estudios brasileños como los bolivianos detectaron la posibilidad de un impacto, pero nunca se dimensionó adecuadamente la magnitud de esa afectación en el nivel ambiental, económico y social.
IMPACTO ECONÓMICO SOBRE EL DORADO Y OTRAS ESPECIES
Muchos de los impactos ambientales empiezan a manifestarse recién muchos años después de la construcción de las represas, y recién nos damos cuenta que algunos de los impactos pueden resultar en colapso de poblaciones de algunas especies, tal el caso con el dorado. También, cabe mencionar que varios de los impactos son sutiles o muy difíciles de estudiar. Van Damme señala que los mejores aliados para conocer y documentar los impactos son las comunidades locales y los pescadores. Con los pescadores se ha establecido sistemas de monitoreo pesquero, aplicando la ciencia ciudadana, registrando las capturas. A través de este método participativo, se ha podido demostrar de forma contundente que las poblaciones del dorado están colapsando. Esta especie, que migra 4.500 kilómetros desde el mar hacia sus zonas de desove en Bolivia y otros países andinos, está desapareciendo en Bolivia. Para otras especies, hay pruebas menos convincentes porque la mayoría de las especies tienen fluctuaciones naturales estacionales e interanuales, y es difícil demostrar si la especie está afectada negativamente por efecto de las represas. A nivel económico, el colapso de las poblaciones de dorado no genera tanto impacto ya que la pesca no supera las 10 toneladas anuales en Bolivia, a diferencia de Brasil donde su aporte equivale a 1.000 toneladas de pesca anual y, 300 toneladas proviniendo de la cuenca del río Madera. Si bien para Bolivia esta especie no representa ingresos económicos tan importantes, en el aspecto ecológico su desaparición generaría impactos ambientales sin precedentes. El dorado es una especie carnívora cuya presencia significa un aporte muy importante en la cadena trófica en el entorno acuático.
IMPACTOS AMBIENTALES SOBRE OTRAS ESPECIES
Los estudios de 2017, utilizando transmisores satelitales, han demostrado que individuos de bufeo boliviano, en la cuenca Iténez, relativamente cerca a las represas brasileñas, se desplazan hasta 300 kilómetros río arriba, persiguiendo sus presas, que son peces migratorios de tamaño mediano, como los sábalos, sabalines y pacupebas. El bufeo boliviano es piscívoro, es decir que se alimenta solo de peces, y el hecho de que se mueva largas distancias hace que sea más vulnerable a las diversas amenazas en la zona. Si se construyera una barrera en el tramo donde realiza sus movimientos, la población del bufeo puede resultar fragmentada. El caso del dorado (Brachyplatystoma rousseauxii) es particular ya que nace en Puerto Villarroel (Cochabamba), baja hasta el estuario del río Amazonas, 4.000 a 5.000 kilómetros río abajo, crece allí y retorna a Puerto Villarroel. Con una o más represas en su ruta de migración, esta especie estaría destinada a la desaparición porque no podría retornar a su zona de reproducción. Es importante señalar que el dorado consume peces medianos, es decir, se alimenta de los mismos peces que el bufeo.
Van Damme se pregunta qué pasaría si sacáramos el bufeo y el dorado del ecosistema; aparentemente habrá mayor disponibilidad de los peces que son sus presas favoritas, pero no es así, ya que su ausencia implicaría un desequilibrio total en el ecosistema. El mismo tipo de impactos ecosistémicas puede pasar con la introducción del paiche (Arapaima gigas), que está ingresando a los mismos ecosistemas del bufeo y se está alimentando de especies nativas que el bufeo también consume. El científico admite no poder dimensionar el impacto del paiche sobre el bufeo, pero alerta que puede ser muy significativo. Otro ejemplo es el impacto del paiche sobre el tucunare (Cichla pleiozona) porque son dos carnívoros que ahora conviven y compiten por el mismo alimento en la cuenca del río Iténez. Los estudios ecosistémicos y los modelos ecosistémicos nos permiten poco a poco entender cómo todo este ecosistema boliviano está entrando en desequilibrio, incluso puede colapsar, lo cual podría afectar a la pesca comercial, la pesca de subsistencia y la seguridad alimentaria.
EFECTOS DE CONSTRUCCIÓN DE UNA REPRESA
El investigador señala que la participación de la gente es muy importante en la toma decisiones y es ideal que esta sea bien informada. Van Damme comenta que ahora las universidades ejecutan trabajos de información a los comunarios que viven en zonas ribereñas con el objetivo de que tengan mayor acceso a la información para poder participar en los procesos de toma de decisiones. La información que genera la investigación debe servir a los tomadores de decisión, a los pescadores y a las mismas empresas que construirán las represas para que, de forma consensuada con el resto de los actores, puedan tomar decisiones adecuadas. En su criterio, el actor más débil siempre es el actor local, que debe estar informado de los posibles impactos de las acciones humanas.
CONFERENCIA DE PRENSA
En los primeros días de septiembre se efectuará una conferencia de prensa para informar sobre un estudio realizado entre julio y agosto en el río Mamoré con el apoyo del equipo de WWF, del Centro de Biodiversidad y Genética de la Universidad Mayor de San Simón, y de la Red Internacional SARDI. El objetivo del estudio fue comprender cómo el bufeo boliviano (Inia boliviensis) se mueve dentro de la cuenca del río Ichilo, que es una cabecera del río Mamoré. La información y análisis permitirán cuantificar los caudales que necesitan las especies de fauna acuática para sobrevivir, su necesidad de conectividad entre lagunas y los ríos de flujo libre. El estudio forma parte de un intento mayor para entender mejor cómo debemos conservar en el futuro los caudales en la cuenca amazónica. Los caudales en general están afectados por muchos factores, como la deforestación, las canalizaciones, la extracción del agua, y la degradación del hábitat en la cuenca alta, y es necesario establecer caudales ambientales que aseguran que los ecosistemas acuáticos que se encuentran río abajo sigan dando servicios y cumplan con todas las funciones ambientales.
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