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En 1977, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró al 8 de marzo como el Día Internacional por los Derechos de las Mujeres. La conmemoración de este día recuerda la lucha permanente de las mujeres por la reivindicación de sus derechos e interpela a las sociedades y a los estados sobre su respuesta.

En occidente, el primer hito en esta lucha data del siglo XIII, cuando Guillermine de Bohemia propone la incorporación de las mujeres en la Iglesia. Sus reflexiones interpelan las razones que limitan el acceso de las mujeres al conocimiento de la Biblia y libros sagrados. La pregunta hace ocho siglos fue: ¿Por qué las mujeres no pueden acceder a las escrituras? Con cada siglo se sumaron nuevas interpelaciones, hoy se pregunta: ¿Por qué las mujeres tienen menos oportunidades para participar en la política? ¿Por qué en la mayoría de las religiones no pueden ser autoridades? ¿Por qué hay carreras y oficios limitados para ellas? ¿Por qué trabajan más que los hombres y ganan menos? ¿Por qué el cuidado de las personas es una responsabilidad de las mujeres? ¿Por qué las acosan sexualmente? ¿Por qué hay violencia contra las mujeres en casa? ¿Por qué las violan? ¿Por qué las matan?

Estas y otras interpelaciones vinieron acompañadas de propuestas por parte de las mujeres para hacer de éste, un mundo en donde mujeres y hombres (en todas sus diversidades) convivan en igualdad de derechos y en paz.

En tiempos de elecciones, vale la pena rescatar las propuestas de las mujeres que han ido cambiando el rostro de la política. Una de las grandes apuestas de las mujeres acogida por los estados de América Latina y El Caribe es la democracia paritaria: “… se entiende por democracia paritaria al modelo de democracia en el que la igualdad sustantiva y la paridad entre hombres y mujeres son ejes vertebradores de las transformaciones que asume un Estado responsable e inclusivo” (Norma Marco para Consolidar la Democracia Paritaria: Parlamento Latinoamericano y Caribeño). 

Este 8 de marzo es importante recordar que la configuración del poder no puede ser equilibrada sin el aporte de las mujeres. Las cifras de representación y la paridad son símbolos de las nuevas democracias, que se presentan actualmente como un recurso ético para fortalecer la legitimidad de todas las instituciones democráticas, con pruebas fehacientes de que el liderazgo de las mujeres en los procesos políticos y de toma de decisiones mejora dichos procesos.

La democracia paritaria promueve un nuevo contrato social que tiene como sustento una diferente forma de organización de las sociedades, en la que no haya lugar para la exclusión estructural de las mujeres y de ninguno de los sectores de los que ellas forman parte. Esta democracia propone un nuevo equilibrio entre mujeres y hombres que se alcanzará con la adopción de responsabilidades compartidas en todas las esferas de la vida pública y privada (Norma Marco).

En este marco, los avances normativos en el ordenamiento constitucional y electoral boliviano son remarcables. La Ley 243 Contra el Acoso y Violencia Política hacia las mujeres, Ley Nº 18 del Órgano Electoral Plurinacional, La Ley 26, Ley del Régimen Electoral, Ley N° 1096 de Organizaciones Políticas, Reglamento para el Registro de Candidaturas para las Elecciones de Autoridades Departamentales, Regionales y Municipales.

En este contexto, el Tribunal Supremo Electoral (TSE), en la comprensión de la importancia de estos avances nacionales, dialogó con representantes de las organizaciones políticas y alianzas que participaron de los procesos electorales 2020 y 2021 en el país, para que se cumpla la norma, para que se respete la paridad; y, además, vigiló que las listas de candidaturas cumplan con el requisito de paridad y alternancia entre mujeres y hombres.

Sin embargo, a pesar de los avances hacia la democracia paritaria, el objetivo corre riesgo de no concretarse por los hechos de acoso y violencia política que se registran antes, durante y después de las elecciones. Es urgente trabajar en la prevención, atención y sanción de los casos de violencia contra las mujeres en el quehacer político, considerando las nuevas formas de intimidación, acoso sexual y la incitación al odio que se extiende por varios medios, especialmente a través de las redes sociales.

En el camino hacia la democracia paritaria, ONU Mujeres se suma a los esfuerzos de las autoridades y de la sociedad civil, especialmente del movimiento de mujeres, para alcanzar la meta de un mundo equilibrado y justo.

Nidya Pesántez es Jefa de la oficina de ONU Mujeres en Bolivia

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