El biocido ha sido definido como la acción de matar a un animal sin necesidad, ya sea de forma intencional o por negligencia. En varios meses de incendios y años de deforestación, millones de animales han muerto y otros miles pierden cada día su hábitat. De esa forma, se sigue vulnerando y destruyendo el ecosistema de la naturaleza y la vida en nuestro país.
Un estudio realizado por un equipo de biólogos de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) y publicado en la revista Ecología en Bolivia (2021) estimó que 5.914.527 mamíferos murieron directamente por los incendios ocurridos en 2019.
El portal web de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) tenían reportados para el 11 de noviembre del año en curso a nivel nacional 3.176 focos de calor, la mayoría en los departamentos del Beni con 1.443, Santa Cruz con 1.086, Cochabamba con 413 y La Paz con 200. Se habilitó la línea gratuita 800-100-118 para denunciar o alertar sobre algún incendio.
La ABT ha emitido a nivel nacional 436 citaciones de comparendo, para los respectivos procesos administrativos por incendios (ABT, 11/11/2023).
Por otro lado, según datos proporcionados por Juan Carlos Calvimontes, viceministro de Defensa Civil, en Bolivia se han presentado 2.673 focos de calor, de los cuales 1.388 están en Beni, 1.119 en Santa Cruz, 97 en La Paz, 30 en Cochabamba, 30 en Tarija, 5 en Pando, 3 en Chuquisaca y 1 en Potosí. Se han reportado 6 incendios forestales (3 en La Paz, 2 en Santa Cruz y 1 en Beni ); pero además, 186 municipios han sido afectados por la sequía y existe una persona desaparecida por una intensa lluvia en el municipio de Culpina, Chuquisaca (Agencia Boliviana de Información, ABI, 10/11/2023).
Como se aprecia, las cifras varían con un día de diferencia y entre entidades estatales; no obstante, existe escasa información oficial sobre la cantidad de especies y el número de animales que están siendo afectados por esos focos de calor e incendios forestales.
Según el Plan de Acción Institucional para la Gestión Integral del Fuego de la ABT (2022), los focos de calor e incendios forestales tienen varias causas. Por un lado, están variables como la humedad, el combustible vegetal, el viento y la temperatura, que influyen en la combustibilidad del bosque y en el comportamiento del fuego. Adicionalmente, los incendios que causan deforestación también se deben a las presiones socioeconómicas que obligan a las poblaciones a deforestar para subsistir; en otros casos están las prácticas inadecuadas como el “chaqueo” para actividades productivas y los avasallamientos u ocupaciones ilegales de tierras.
Entre las ocho consecuencias más importantes que menciona ese informe está la pérdida de la biodiversidad: los incendios afectan sin distinción a la fauna y la flora y la pérdida y/o emigración de fauna y la degradación de ecosistemas (pérdida de hábitat de los animales).
Para el 30 de octubre de esta gestión, los incendios forestales en Santa Cruz han causado la muerte de más de 27 animales silvestres, entre ellos, más de 10 perezosos, monos de distintas especies, aves y reptiles que fueron hallados por los equipos de rescate. Todos los animales, de acuerdo a informes veterinarios, murieron intoxicados por el humo y varios calcinados (Erbol, 30/10/2023). El diario La Razón comunicó que “indefensos, decenas de animales silvestres sufren la pérdida de sus hogares por los incendios. No se conocen datos certeros, pero sí se ve en el paso del fuego nidos y otros refugios en cenizas; este martes un lote de ayuda fue enviado a los albergues que los ayudan y rescatan de estos desastres” (14/11/2023).
En Bolivia la protección de los animales está contemplada en varias normas nacionales como la Ley Nº 700 Ley para la defensa de los animales contra actos de crueldad y maltrato (2015), el Decreto Supremo Nº 4489 de protección de la fauna silvestre (2021), la Ley 071 Ley de la Madre Tierra (2010) y en particular, la Ley 333 Ley del Medio Ambiente (1992). Esta última norma “tiene por objeto la protección y conservación del medio ambiente y los recursos naturales, regulando las acciones del hombre con relación a la naturaleza y promoviendo el desarrollo sostenible con la finalidad de mejorar la calidad de vida de la población”. Al contar con ese grupo de normas es preciso condenar y sancionar toda acción de empresas, grupos organizados o sectores que violen estas normas.
El segundo principio de la Ley de la Madre tierra es el Bien Colectivo que afirma: “El interés de la sociedad, en el marco de los derechos de la Madre Tierra, prevalecen en toda actividad humana y por sobre cualquier derecho adquirido”.
Urge que nuestros representantes políticos a nivel municipal, departamental y nacional tomen medidas para no seguir matando miles de animales inocentes, bosques y territorios.
Hoy como nunca es importante preservar nuestra biodiversidad. La sociedad civil tampoco puede soslayar la gravedad que ocasionan estos desastres causados en gran medida por la mano humana como: la falta de agua, la sequía o el riesgo de suministro de alimentos que ponen en riesgo nuestro ecosistema y nuestra supervivencia. Es necesario movilizarmos para apagar incendios, reunir solidariamente alimentos y medicinas para los albergues para familias afectadas, los animales rescatados y para cuestionar cualquier acción de algunos actores sociales que amenacen con seguir depredando y contaminando las áreas protegidas de nuestro país.
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