//Por Carla Nieto Martínez//
Hay evidencias que han asociado el consumo de lácteos a una mejor salud cognitiva en adultos mayores. Sin embargo, los resultados de una reciente investigación introducen una "excepción" en ese posible nexo, al vincular un alto consumo de leche entera con una mayor tasa de deterioro cognitivo en personas de este grupo de población que presentan un riesgo elevado de enfermedad cardiovascular.[1]
El estudio, llevado a cabo por el equipo del Centro de Investigación Biomédica en Red Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) y la Unidad de Nutrición Humana de la Universitat Rovira i Virgili-Institut d'Investigació Sanitària Pere Virgili (UVR-IISPV), de Tarragona, se realizó en el marco del proyecto PREDIMED-Plus y cuenta con la colaboración de científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) y el Centro de Investigación Biomédica en Red enfocado a Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM).
Jiaqi Ni, investigadora predoctoral del CIBEROBN y primera autora del estudio, dijo que este trabajo se encuadra en un contexto en el que el aumento de la prevalencia del deterioro cognitivo a nivel mundial, incluida la demencia, es un problema de salud pública cada vez más importante. "Hasta el día de hoy, todavía no se dispone de tratamientos eficaces para curar los trastornos cognitivos o ralentizar el ritmo del deterioro a este nivel. Por ello, las estrategias de prevención dirigidas a los factores de riesgo modificables, como la ingesta dietética y los hábitos alimentarios, siguen suponiendo un enfoque prometedor".
En cuanto a la hipótesis de partida de la investigación, Ni comentó que, "por una parte, los estudios previos han sugerido que el consumo de leche y otros tipos de productos lácteos desempeña un papel beneficioso en la prevención del deterioro cognitivo y la demencia relacionados con la edad. Sin embargo, la evidencia es un tanto controvertida y poco clara, especialmente cuando se valora el consumo a lo largo del tiempo".
Asimismo, "el tipo de productos lácteos según su contenido en grasa o el estado de fermentación en que se encuentran estos lácteos", por lo cual se puso en marcha el estudio.
El estudio incluyó a un total de 4.668 participantes del estudio PREDIMED-Plus con edades comprendidas entre los 55 y los 75 años, que presentaban sobrepeso/obesidad y síndrome metabólico (tener al menos 3 de los 5 criterios: alteración de la glucosa en sangre, altos niveles de triglicéridos, alta tensión arterial, obesidad abdominal y bajos niveles de colesterol de lipoproteínas de alta densidad [HDL]), quienes completaron un cuestionario validado de la frecuencia de los alimentos al inicio del estudio y una amplia batería de pruebas neuropsicológicas al inicio del estudio y a los dos años de seguimiento.
Tras la pista de la grasa saturada
"Los resultados mostraron la existencia de una asociación positiva entre el alto consumo de leche entera y la tasa de deterioro cognitivo en adultos mayores con alto riesgo de enfermedad cardiovascular, en comparación con los que consumían menos cantidad de leche durante un periodo de dos años de seguimiento; es decir, las personas que más consumían leche entera mostraban deterioro cognitivo. Sin embargo, no se observaron asociaciones significativas entre el consumo de leche y productos lácteos bajos en grasa ni con los lácteos fermentados (yogur y queso) o no fermentado (todos los tipos de leche)", explicó la primera autora.
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