Por Nathalie Iriarte V. (Bolivia)
Los temas de los pueblos indígenas son poco abordados por los medios tradicionales y masivos en toda América Latina. Y Bolivia no es excepción. “Nada salta a la palestra a menos que alguien tenga un interés político o económico. Por ejemplo, con el tema de los incendios, no se muestra cómo se vive el problema en el territorio. Hay muchos temas que nunca llegan a los medios porque no generan el rating ni el interés social o político”, explica Elias Caurey, sociólogo, escritor guaraní y director de la Escuela de Periodismo Indígena (EPI) que funciona en Santa Cruz desde 2020.
La escuela ha formado a 102 jóvenes indígenas y trabaja en dos territorios: Charagua y la zona de la Chiquitania. El proyecto inició gracias a la cooperación danesa y actualmente cuenta con el financiamiento de la WWF. La escuela tiene una oficina en el pueblo de Charagua, donde hay población guaraní. La iniciativa ha cobrado mucha fuerza porque, según sus propios alumnos, ha logrado darles una mirada de empoderamiento de identidad indígena y también de pensamiento político.
“La Escuela nace con la idea de formar reporteros indígenas para que puedan contar desde sus comunidades información que no está reflejada en los medios. La idea es poner las noticias del territorio a disposición de todo el público, pero al mismo tiempo, que ellos mismos puedan ver su propia realidad reflejada. Es importante que ellos piensen en los temas globales que les afectan: uno de los temas más importantes ha sido siempre los incendios forestales y la lucha por el territorio”, explica Leonardo Tamburini, abogado y fundador del proyecto.
Teresita Banesa cuenta que fue estudiante de “la primera camada” y que gracias a la escuela ahora han logrado interactuar con todas las autoridades de todos los niveles y han conocido por dentro el trabajo de la Asamblea del Pueblo Guaraní. “Actualmente soy responsable de comunicación del Consejo de Capitanes Guaraní de Santa Cruz, Cordillera. Gracias a la escuela he podido conseguir este trabajo”, dice Banesa.
La joven guaraní opina que debería haber más medios que informen lo que se vive en las comunidades indígenas. “Acá las cosas pasan, las contamos, pero se quedan ahí, nadie les da seguimiento y nuestro trabajo es poner presión e incidir en que se sepan las necesidades de nuestro pueblo”, puntualiza.
Un hito clave en la formación de este proyecto en sus inicios fue la visita y colaboración con la Garganta Poderosa de Argentina. “Cuando vinieron nos ayudaron a dar estructura a la escuela ya que ellos producían algo similar desde las villas miseria en Buenos Aires y nos ayudaron con el programa de formación en oratoria, manejo de cámara y guiones. Ahí se pensó en dos niveles de formación, uno inicial y otro que es el más avanzado”, explica Tamburini, recordando los inicios.
Según Tamburini, antes de la Escuela (EPI) las redes de comunicación de las comunidades y líderes del pueblo guaraní estaban totalmente dispersas. “El proyecto ha consolidado una unión muy importante”, dice. Ahora les une causas como la protección de fuentes de agua, el uso de sus bosques, la protección de su lengua y las leyendas de sus ancestros. Esto ha generado conciencia ambiental, ha reforzado la identidad indígena de los jóvenes y la idea de que tienen bienes y batallas comunes como pueblos indígenas.
En estos años, se han visto buenos productos comunicacionales como cortometrajes, campañas de concientización ambiental y los mismos estudiantes han puesto en marcha dos medios propios en formato de radio digital y podcast. Uno se llama Paso a Paso con la Autonomía Indígena de Charagua y el otro Ñane Ñee que significa Nuestra Voz en Guaraní. Estos medios producen contenido y noticias desde las comunidades chiquitanas y guaraníes, y cuentan con más de 9.000 seguidores cada uno.
Esa apropiación de los medios ha sido elemental para lograr que incluso se transmitan en vivo las reuniones que sostienen las capitanías con instituciones gubernamentales. Antes, esas reuniones eran a puertas cerradas entre dirigentes indígenas y funcionarios de gobierno. Ahora permiten el ingreso de los periodistas de los medios que se crearon gracias a la escuela para informar a todos.
Gabrielly Charupa tiene 21 años y actualmente trabaja como periodista del sitio Paso a Paso y la radio Ñande Ñee. Ingresó a la EPI en 2022 y considera que lo más valioso para ella y sus compañeros ha sido recuperar y revalorizar su cultura como chiquitanos. “Nuestra lengua, el bésiro, típica de la Chiquitanía, se ha perdido y pensar en iniciativas que recuperan nuestra cultura con becas y oportunidades para los jóvenes es algo increíble”.
Charupa reclama espacios para las voces jóvenes y cree que las redes sociales brindan estos lugares. “Nos dejan a un lado normalmente. Los líderes no nos escuchan para tomar las decisiones. Nos dicen que no tenemos experiencia, que somos muy jóvenes y eso no debería ser así”, comenta.
“Yo estoy muy agradecida con la EPI y con nuestros profesores porque he aprendido a comunicarme con las personas, a perder la vergüenza de hablar en público. He logrado trabajos importantes como cortometrajes, ahora estoy en contacto con periodistas, comunicadores, artistas que colaboran con nosotros. La escuela nos ha enseñado a soñar en grande”.
Gabrielly Charupa
Elías Caurey se muestra muy orgulloso de sus alumnos. “A través de los medios creados por los estudiantes se visibilizan hechos que pasan en las comunidades. Algunos de los exalumnos son ejecutivos públicos y zonales; otros son asambleístas de la autonomía indígena Guaraní de Charagua y también dirigentes de sus comunidades”.
Actualmente, muchos de los chicos y chicas que salieron del nivel avanzado están trabajando con ONG, con el gobierno autónomo indígena de Charagua y otras instituciones. La EPI también ha logrado que se haga un acuerdo con la Universidad Privada de Santa Cruz (UPSA), para que los alumnos más destacados ingresen a un Diplomado en Periodismo Ambiental e Indígena.
Elías es un gran referente para sus alumnos, ya que ha traducido libros universales como El Principito al guaraní y es un reconocido intelectual de los pueblos indígenas de tierras bajas en Bolivia. En 2023 publicó ÑeePova (Hilar la Palabra), el más reciente de varios títulos publicados entre ensayos, relatos y poesía en guaraní.
Caurey comenta que actualmente están rodando un cortometraje en su mayoría en lengua guaraní y que tiene como propósito destacar la importancia de las cinco áreas protegidas en Charagua Iyambae: Guajukaka, Irenda, Kaa iya, Ñemiguasu, Otuquis y las riberas de Parapetí. El proyecto busca sensibilizar sobre la conservación del territorio que abarca 74.000 km², de los cuales casi el 70% son áreas protegidas.
“Uno de los cambios más importantes es cómo los jóvenes han tenido un despertar de su identidad. Ahora, ellos buscan comunicar sus ideas en su lengua guaraní. Se despertó un sentido de orgullo y pertenencia. La otra cosa interesante que hemos visto es cómo las centrales indígenas chiquitanas y guaraníes han usado los medios para dar a conocer sus problemas”, explica Tamburini.
“Este artículo fue producido con el apoyo de Agencia de Noticias InnContext”
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