Por María José Rivera C. y Andrea Caballero C./La Paz (Bolivia)
Emprender en Bolivia puede ser una experiencia cuesta arriba. Así lo sintieron tres emprendedoras: Janis, Cecilia y Daniella, que tuvieron que lidiar con deudas, dudas y un ecosistema nada favorable. A ellas y a quienes deseen emprender en Bolivia, tres expertos les aconsejan desarrollar una visión estratégica, un plan de negocios y emprender por oportunidad y no únicamente por necesidad.
Un ecosistema no amigable
Los expertos en emprendimientos Fernanda Wanderley, directora del Instituto de Investigaciones Socio Económicas (IISEC) del Departamento de Economía de la Universidad Católica Boliviana (UCB), Jorge Velasco Terán, docente en la Universidad Mayor de San Andrés, y Guillermo Gonzales Cuenca, docente en la Universidad Católica Boliviana y experto en emprendimientos sociales, coinciden al explicar que en Bolivia no hay un ecosistema favorable para quienes quieren emprender.
Gonzales aclara que un ecosistema se refiere a “las normas, los recursos, la infraestructura, el ambiente y la cultura” de un país que permiten, o no, el surgimiento de una empresa. Velasco explica que el ecosistema en Bolivia para los emprendimientos es incipiente. Y Wanderley agrega que un ecosistema no favorable es un problema para un país, porque da lugar a que las nuevas empresas se mueran en vez de despegar y crecer.
De acuerdo a datos de Fundempresa, el cierre de empresas en Bolivia se elevó entre los años 2015 y 2017, siendo el pico más alto el 2017 con 7.331 cancelaciones de matrícula. El 2018 se cerraron 6.434 empresas en el país, 1.307 en Cochabamba, 1.734 en Santa Cruz y 1.980 en La Paz. Las mismas estadísticas indican que entre enero y febrero de 2019 se cancelaron 590 matrículas, 38% pertenecen a Santa Cruz, 28% a La Paz y 16% a Cochabamba.
Wanderley hace notar que los emprendimientos son un motor fundamental en el proceso de creación de nuevas actividades económicas y generación de empleos. La experta también señala que en Bolivia hay un número importante de la población que genera su propia fuente de trabajo. El problema radica, señalan Velasco y Wanderley, en que esta “actividad emprendedora” se concentra en el emprendimiento por necesidad, que no necesariamente aporta a la economía ni genera empleos de calidad, y no se centra en los emprendimientos por oportunidad que aportan en términos de innovación y productividad. Según el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (Cedla), para el 2014 el empleo de mala calidad o precario en Bolivia había aumentado por el incremento del sector informal, que llegó a 70 por ciento de los ocupados.
El Informe sobre Desarrollo Humano “El nuevo rostro de Bolivia”, elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 2016, estableció que mientras el porcentaje de hombres que emprenden por necesidad alcanza el 59 por ciento, el de mujeres es de 74 por ciento; es decir, solo 26 por ciento de las mujeres que emprenden en Bolivia lo hacen por oportunidad.
Fernanda Wanderley y Jorge Velasco creen que el Estado debería crear incentivos para abrir emprendimientos formales como ocurre en otros países. La experta señala que en Bolivia ser formal es caro, lo que da lugar a que se ubique como país en los últimos lugares del índice de competitividad internacional. Incluso Velasco plantea que la formalización se debería dar de manera paulatina. De acuerdo al estudio Doing Bussiness 2019, realizado por el Banco Mundial, Bolivia ocupa el puesto 152 de 190 economías con respecto a facilidades para hacer negocios de pequeñas y medianas empresas nacionales. Esto significa que Bolivia está entre los 40 países del mundo donde es más difícil abrir una empresa.
Un requisito obligatorio para abrir una empresa formal en Bolivia es pagar impuestos. La Ley 843 señala los siguientes: Impuesto al Valor Agregado (IVA), Régimen Complementario al Impuesto al Valor Agregado (RC IVA); Impuesto a las Transacciones (IT); Impuesto a las Utilidades de las Empresas (IUE); Tratamiento de retenciones por compra de servicios y/o bienes no facturados; Procedimientos para consultores de línea, consultores por producto y consultores al Sistema Integral de Pensiones (SIP); Impuesto a la propiedad de bienes inmuebles y vehículos automotores (IPB); Impuesto a las transacciones financieras (ITF). Además, la o el empresario también debe realizar trámites que en algunos casos también tienen un costo en Fundempresa, Sistema de Impuestos Nacionales (SIN), Gobierno Municipal, Caja Nacional de Salud, Administradora de Fondos de Pensiones (AFP) y Ministerio de Trabajo.
Gonzales y Velasco explican que el financiamiento es otro aspecto no favorable del ecosistema emprendedor en Bolivia. Ambos señalan que el financiamiento a emprendimientos privados suele provenir de los bancos y uno de los problemas al respecto es la cantidad de requisitos que exigen, con los que a veces el emprendedor no cuenta. “Hay un capital semilla que maneja el Banco de Desarrollo Productivo ―dice Velasco―, pero el problema es que maneja bajo una tecnología parecida a la de los bancos”.
La historia de 3 emprendedoras
Tres emprendedoras bolivianas que lograron establecer emprendimientos por oportunidad, lidiando con los problemas que describen los expertos, comparten sus historias. Las tres pertenecen a distintos rubros: comida, reciclaje y educación tecnológica. Registraron sus empresas bajo el modelo unipersonal; es decir el modelo bajo el que se registran más matrículas canceladas: 5.741 en 2018 y 444 entre enero y febrero de 2019, según Fundempresa.
Un emprendimiento exitoso, coinciden los tres expertos, es aquel que es estable, sostenible y genera recursos que le permiten crecer. Gonzales y Velasco añaden que este además debe generar un impacto social y ser escalable; es decir, que “no puede quedarse como microemprendimiento, ya sea privado o sea social ― señala Gonzales― lo que se busca es que sea una empresa que genere más recursos, más empleo, mayor bienestar para la sociedad”.
Jawitas “Mi Chulumani”
La ingeniera comercial Janis Verónica Paredes es propietaria y fundadora de la empresa Jawitas “Mi Chulumani”, municipio de la provincia Sud Yungas de La Paz en el que ella nació. Después de trabajar 12 años en la administración pública, se quedó sin empleo en 2010 y comenzó a amasar y vender pan.
“Tras dos meses de estar desempleada ―relata Paredes―, un día me acordé en casa cómo mi mamá nos había criado de niños, como panadera de pueblo. Entonces, yo dije: ‘Bueno, voy a hacer pan’, porque bueno, mamá soltera… Y yo tenía que mantener a mi bebé”. Luego decidió cambiar de producto a las jawitas, empanadas típicas de los Yungas.
Un año después de iniciar la venta de jawitas, Janis Paredes regresó a trabajar a la administración pública. “Y un día me di cuenta de que me había equivocado, de que no era volver a la administración pública lo que deseaba realmente. Quería hacer un emprendimiento, entonces yo decidí, en este momento, que iba a renunciar al trabajo”. Entonces, empezó el emprendimiento por oportunidad. Era, entonces, 2013 y ella tenía 33 años.
Paredes empezó con un quintal de harina. Logró vender al principio 70 jawitas diarias, pero para el 2015 ya vendía alrededor de 3.000. Actualmente tiene ocho puntos de venta en La Paz y premios que puede exhibir como: Líder en Calidad de Manufactura del Premio Emprendedor La Paz Líder (2014) y primer lugar en la feria gastronómica Saborea y Vive La Paz, categoría sándwiches y desayunos (2013).
“Hay que saber equilibrar. Sí se puede, pero de inicio nadie te orienta. Te vas equivocando y es entre que caes y que te levantas que vas aprendiendo” (Janis Paredes de Jawitas “Mi Chulumani”).
Paredes dice que las jawitas son un producto con el que se identifica y llegaron a ser una innovación en la ciudad de La Paz, pues solo se encontraban en algunos lugares de Sud Yungas. “Este conocimiento se iba a perder en nuestros pueblitos que tenemos en los Yungas. Y es así que se sacó a la ciudad con muy buena aceptación y los resultados fueron fantásticos. La aceptación del cliente fue muy buena”. Una forma de dar a conocer su producto fue hablar con los clientes personalmente, “para que ellos sepan que tras eso hay toda una historia; hay toda una cultura, un conocimiento, un sabor”.
Llevar adelante su empresa “no ha sido una cosa mágica”. Paredes afirma que llegar a perfeccionar su producto requirió esfuerzo y estudio. Jawitas “Mi Chulumani” incluso empezó a fabricar sus propios quesos, con el fin de cuidar la calidad del producto y abastecer los 300 kilos diarios que necesita para elaborar las empanadas que al partirlas derraman un jugoso y elástico queso. A futuro, Paredes planea hacer de su empresa una franquicia.
Pero el otro lado de la moneda siempre estuvo plagado de dificultades porque a ella no le fue fácil nunca cumplir con el pago de impuestos, sobre todo al empezar su emprendimiento. Otro de los problemas fue la distancia entre la formación que recibió en la universidad y la realidad de abrir una empresa.
Innovaplast cuida el medioambiente
Cecilia Jáuregui Gamarra, ingeniera industrial, es gerente propietaria de la empresa de reciclaje de plástico Innovaplast que opera desde hace cinco años en El Alto.Su emprendimiento fue galardonado con los premios: “Emprende La Paz” 2016, “Pequeña Empresa Líder Paceña”, “Empresa Exitosa”, “Caso de Éxito de la Alcaldía”, “Galardón del Titicaca”, “Premio Nacional a la Excelencia para Vivir Bien”, “Premio Nacional a la Ecoeficiencia” y “Mejor Emprendimiento”, del Servicio Nacional de Propiedad Intelectual (Senapi). Además, ella fue reconocida con el “Premio TOYP” (Personas Jóvenes Sobresalientes, por sus siglas en inglés).
Cecilia Jáuregui relata que la idea de abrir una empresa recicladora de plástico tomó forma en su segundo trabajo, una industria dedicada a la producción de tuberías recicladas, donde se dio cuenta de la gran demanda por la materia extraída del plástico. También aclara que uno de los motivos por los que decidió emprender fue cuidar el medio ambiente, lo que la ayudó a que los bancos le concedieran préstamos. “A los 25 años ―aclara Jáuregui― he comenzado con la construcción de este galpón y a los 26 ya estaba arrancando con la maquinaria”.
“Muchas veces yo he sentido que estaba durmiendo con el fracaso”(Cecilia Jáuregui de Innovaplast).
Jáuregui cuenta que al inicio Innovaplast solo recolectaba plástico, botellas PET, y las revendía a otras empresas. “Le quitábamos la tapa porque con la tapa se pueden hacer cintas de embalaje. Y les sacábamos las etiquetas porque con ellas se pueden hacer politubos, mientras que las botellas PET sirven para hacer nuevamente botellas PET”. Posteriormente, explica la emprendedora, con la adquisición de nueva maquinaria (molinos, prensadoras y peletizadoras), la empresa comenzó a generar y vender materia prima a partir del nailon para la producción de tuberías y bolsas.
Jáuregui relata que cuando su emprendimiento estaba comenzando solo contaba con una trabajadora que, a la fecha, continúa en la empresa; aunque ahora cuenta con cuatro empleados: tres mujeres y un hombre. También señala que en el primer año su producción fue de una tonelada al mes y ahora produce diez mil kilos mensuales.
Recientemente Innovaplast incursionó en el mercado de las bolsas oxobiodegradables. “Son bolsas con un menor tiempo de degradación en el medioambiente. Nuestras bolsas tardan en degradarse hasta 10 años”. La propietaria señala que su visión a futuro es comenzar a generar productos como cajas de luz, colgadores, pinzas, etc., a partir de las jeringas recicladas.
Cecilia Jáuregui indica que el pago de impuestos afecta a su emprendimiento porque “yo estoy recogiendo materia prima reciclada, basura, desechos pos consumo, por tanto, no me dan factura. (…) Nosotros recogemos envases de suero de los hospitales, y es basura para el hospital, y el hospital al venderme no me va a dar factura; sin embargo, mi cliente final, que quiere mis bolsas oxobiodegradables, quiere factura”.
Elemental Bolivia, con los niños
Daniella García Moreno es directora y fundadora de Elemental Bolivia, una escuela de tecnología orientada a niños y adolescentes. Ingeniera en sistemas y ganadora de los premios “Innovadores Menores de 35” del MIT Technology Review y “Mujer Visionaria” de Top Secret.
Elemental Bolivia comenzó como un proyecto que fue validado en 2014, cuando García tenía 31, y fue fundado como empresa el 2016. La emprendedora relata que todo comenzó cuando identificó un problema en las empresas donde trabajó: que había demanda por profesionales en áreas tecnológicas, pero no había gente en ese mercado laboral. “Entonces nos poníamos a pensar con unos amigos y nos preguntábamos ¿por qué? Y es que, en realidad, pocas personas estudian una carrera tecnológica (…) piensan que es muy difícil (…), que es una carrera en la que van a tener que estudiar en todo momento y con mucho esfuerzo. Cuando, en realidad, programación no es difícil. Es una carrera muy entretenida, muy satisfactoria”. A partir de ello la emprendedora decidió crear el proyecto Elemental Bolivia.
García explica que Elemental desarrolló un currículo basado en la educación STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas, por sus siglas en inglés). “En ciencia ―aclara― están retos de ciencia que son resueltos con design thinking, en tecnología vemos programación, en ingeniería vemos robótica, en artes vemos diseño e impresión 3D y en matemáticas, en realidad esa es transversal a todas”. Elemental ha desarrollado también programas específicos en función a los intereses de sus estudiantes, como ChicasTec para niñas que quieren incursionar en el mundo de las aplicaciones Android.
“Con esfuerzo es la única forma en la que se puede levantar una empresa. Si a una empresa le va bien, es resultado del esfuerzo del emprendedor y nada más” (Daniella García de Elemental Bolivia).
García cuenta que Elemental inició con un equipo de cuatro a cinco personas y que actualmente cuenta con seis empleados a tiempo completo y con un staff de entre 10 y 11 profesores que trabajan por hora. También cuenta que alrededor de 1.500 estudiantes han pasado por los programas de Elemental.
Elemental proyecta crear un ecosistema de productos y servicios que mejoren la educación. Desde herramientas tecnológicas y revalorizar el rol del educador hasta llevar sus programas educativos a niños alrededor del mundo. La propietaria añade que si su empresa crece, le gustaría trabajar con más profesionales de áreas tecnológicas, por ejemplo con un científico de datos o un especialista en inteligencia artificial: “A medida que vayamos añadiendo más programas, el equipo va a ir creciendo más”.
García recuerda que uno de los problemas que tuvo al iniciar su emprendimiento fue conseguir financiamiento: “Decidí invertir mis propios recursos, es decir hacer bootstrapping para sacar adelante la empresa”. El bootstrapping, explica García, consiste en que “un emprendedor invierte sus propios recursos para levantar una empresa”.
Las emprendedoras Cecilia Jáuregui (Innovaplast), Janis Paredes (Jawitas "Mi Chulumani"), y Daniella García (Elemental Bolivia) sugieren que el Gobierno dé de tres a cinco años de gracia, en cuanto a impuestos, a los emprendimientos que estén comenzando para que puedan estabilizarse.
Wanderley aclara que primero se tendría que hacer un análisis que tome en cuenta los sectores (comercio, industria, producción de alimentos, etc.), el nivel de estabilidad y los problemas que atraviesan las mujeres emprendedoras para generar una política integral y no puntual, porque “lo que se ha probado en el país es que intervenciones puntuales no resuelven el problema”.
El abogado laboralista Freddy Castro recomienda a las mujeres emprendedoras organizarse socialmente para poder incidir en políticas públicas o plantear excepciones a la ley de acuerdo a los problemas por los que atraviesan.
Recomendaciones
Los tres expertos en emprendimientos, Fernanda Wanderley, Jorge Velasco Terán y Guillermo Gonzales Cuenca, concuerdan en que el emprendedor debe desarrollar una visión estratégica, tener un plan de negocios y emprender por oportunidad para que un emprendimiento sea estable, crezca y no cierre en los primeros años. Además, añaden que los mayores problemas son que los emprendedores no se capacitan y emprenden por necesidad.
Para Wanderley el énfasis debe estar en la formación de los emprendedores, en procurar que tengan el conocimiento para posicionarse, aprovechar las oportunidades de mercado y avanzar, es decir, que los emprendedores desarrollen una visión estratégica, para que “no sean emprendimientos que estén en los eslabones más débiles”.
Velasco señala que uno de los problemas que enfrenta el emprendedor en Bolivia es el de no tener formación para elaborar un modelo y posteriormente un plan de negocio: “Ese también es otro desafío al que se enfrenta, el desconocimiento de todo lo que se gestiona de una empresa. Son temas que tarde o temprano va a enfrentar y va a tener dificultades”. Al respecto, menciona dos espacios que contribuyen a la formación de emprendedores: la Fundación de Innovación en Empresariado Social y la iniciativa Bolivia Emprende.
Guillermo Gonzales explica que el plan de negocio es un documento más detallado que se desprende de un modelo de negocio, el plan evalúa la factibilidad desde el punto de vista del mercado, de operaciones, de organización y financiero de un emprendimiento. Ambos, dice el experto, conforman una estrategia para lograr que un emprendimiento sea sostenible. Fernanda Wanderley añade que tener un plan de negocio significa tener conocimiento del mercado al que se está entrando, de cuáles son las dificultades y las barreras, para poder elaborar una propuesta solvente.
Lo más importante para desarrollar un modelo de negocio, señala Gonzales, es la motivación, preguntarse “por qué hacer ese negocio, por qué quieres incursionar en un área”. Gonzales explica que después de la motivación se debe analizar si existe demanda por el producto en el mercado, luego se define cómo llevar a cabo el emprendimiento y finalmente se trabaja en la propuesta de valor, es decir en un producto o servicio innovador que genere un impacto.
Gonzales dice que mientras el plan de negocios es una herramienta útil para una organización que está empezando, o para instaurar nuevas actividades dentro de una ya establecida, las empresas estables deben pensar en un plan estratégico que contemple sus proyecciones a futuro, pues no se debe olvidar que los emprendimientos tienen un ciclo de vida. El plan estratégico, indica, “ya no es para crear un negocio, es para hacerlo desarrollar, para sostenerlo, para diversificarlo”.
El desarrollo de una visión estratégica y de un plan de negocios apunta a aumentar la cantidad de emprendimientos por oportunidad. Pues, como mencionaron los expertos, es este tipo de emprendimiento el que realmente favorece a la economía de un país.
¿Quieres emprender?
Los tres expertos en emprendimientos, las tres emprendedoras y el abogado laboralista Freddy Castro manifiestan la importancia de trabajar con un contador y un abogado, quienes garanticen la parte legal y tributaria del emprendimiento. Sin embargo, Castro sugiere que la parte laboral también sea entendida y manejada por el emprendedor, ya que involucra una relación diaria con los trabajadores.
Castro afirma que entre la normativa importante que los emprendedores deben conocer están: la Ley General del Trabajo, el Reglamento de la Ley General del Trabajo, Código de Comercio y el Decreto Supremo 28699. Además, resalta la importancia de generar un reglamento interno para el funcionamiento de una institución.
A pesar del ecosistema poco favorable y los problemas de formación y orientación, los tres expertos aseguran que no se puede renunciar a la actividad emprendedora. Indican que los emprendedores bolivianos tienen fortalezas que pueden potenciarse. Una fortaleza es poseer una cultura emprendedora: “Sabemos ―dice Wanderley― que la población boliviana tiene una enorme capacidad de generar sus propias fuentes de trabajo. Entonces, es una cultura de mucho esfuerzo (...) El tema es cuánto de toda esta motivación, de toda esta cultura, pueda ser realmente aprovechada”. Otra ventaja se refiere a las oportunidades que se pueden encontrar en el país: “Yo creo ―dice Velasco― que el emprendedor boliviano lo que tiene es muchas oportunidades. (...) hay muchas cosas que todavía no las fabricamos y servicios que no prestamos”. “Necesitamos más emprendedores que empleados ―señala Gonzales―, en Bolivia y en todo el mundo. Esa mentalidad de 'cuando salga de la U voy a buscar un buen empleo' no es la mejor para un país que quiere desarrollarse”.
Muy buen reportaje, muestra lo difícil que es para una mujer el emprender un negocio o u actividad, si se puede con esfuerzo y dedicación. El gobierno debería apoyar estos emprendimientos, ya que existe gran potencial en la mujeres de Bolivia.
Así es Nilda. Por eso es importante visibilizar estos esfuerzos.