Por Carlos Tellería, Bolivia
El comentario de un docente argentino de postgrado sobre los bancos de alimentos que ayudan a reducir el hambre y la desnutrición despertó, en junio de 2017, la inquietud de un grupo de estudiantes universitarios para crear uno en Cochabamba, el mismo que ya distribuyó 10,5 toneladas de comida en un año de trabajo, entre 2018 y 2019.
El tema había sido compartido por Sebastián Laguto con estudiantes de la Universidad del Valle (Univalle). En la red social de Facebook, este ingeniero industrial se presenta como docente de Comercio Exterior y Responsabilidad Social Empresarial. Además, forma parte de la comisión directiva del Banco Alimentario de La Plata.
Entre las estudiantes que escuchaban a Laguto estaba Nicole Guerrero Ruiz, administradora de empresas y fundadora de la Sociedad de Estudiantes Líderes de Univalle (SOE). Ella recuerda que comentó del asunto con Jheysson Cruz Aliaga, estudiante de Medicina y miembro de esa sociedad.
Ambos comenzaron a tejer ideas y las compartieron con otros miembros de la SEO. Entonces, nació la idea de organizar un banco propio para recolectar y recuperar comida que no es consumida en Cochabamba para luego distribuirla entre la gente que no tiene alimentos. Por ahora, la ayuda llega a centros de acogida de niñas, niños y adolescentes. Esa labor está sustentada por un trabajo voluntario de sus integrantes.
Entre las primeras tareas se realizaron investigaciones para sustentar la iniciativa que fue bautizada con el nombre de La Manzana Roja Banco de Alimentos y su imagen institucional es la mitad de una manzana y un corazón en medio de la figura. Esa etapa de trabajo tomó cerca de un año.
POR TONELADAS
El banco comenzó con nueve integrantes, pero ha crecido en 333 por ciento al respecto y ahora cerca de 30 personas forman parte de un equipo permanente que trabaja con un centenar de pasantes. Cuenta con dos almacenes, uno ubicado en el Campus de Univalle, en el municipio de Tiquipaya, y otro en el edificio polifuncional de la universidad, en la avenida Ayacucho.
A mediados de 2018 comenzó la faena de búsqueda de proveedores de alimentos para entregarlos a los centros que necesitan colaboración.
Entre julio de 2018 y la primera quincena de junio de 2019, La Manzana Roja logró recolectar 10 mil 575 kilos de comida y 2.339 litros de agua, leche, jugos y otras bebidas, sobre todo agua.
ORGANIZACIÓN INTERNA
La institución se organiza con cinco departamentos: Proveedores, Beneficiarios, Calidad e Inocuidad, Investigación y Seguimiento, y Comunicación Corporativa.
También cuenta con comités de soporte odontológico, nutricional y psicológico que dan apoyo a los beneficiarios. Los integrantes del banco son jóvenes con estudios en distintas áreas que cubren las necesidades.
La directora del Departamento de Beneficiarios, Sarah Vásquez, explica que el trabajo se inicia con la colecta de alimentos, sobre todo en los mercados Campesino, Calatayud, La Pampa y 25 de Mayo de Cochabamba. Los centros de abasto son visitados una vez al mes.
De esto se ocupa el Departamento de Proveedores y lo hace con el apoyo de voluntarios. También recoge alimentos de empresas y negocios de comida, y busca intermediarios que ayuden a captar más apoyo.
El Departamento de Beneficiarios identifica a las poblaciones beneficiarias y se ocupa del proceso de entrega de alimentos a los centros y lleva el registro correspondiente. Calidad e Inocuidad se ocupa de garantizar que los productos estén en buenas condiciones para ser consumidos.
El Departamento de Investigación y Seguimiento hace la evaluación del proceso y lleva un registro del avance de los objetivos. Comunicación Corporativa es responsable de la imagen institucional y para ello organiza estrategias, programas, herramientas y actividades.
En junio pasado, cuando el banco de alimentos consiguió el respaldo de los empresarios privados, Guerrero aclaró que no se pide donaciones, sino que más bien se ofrece un servicio a quienes quieran deshacerse de alimentos que todavía puedan ser útiles para dar de comer a otras personas.
CENTROS DE ACOGIDA
El banco trabaja con los centros de acogida Villa Libertad, en Chilimarca, y Fundación Esperanza, en la zona de Cala Cala. Vásquez aclaró que la cantidad de alimentos que se entrega cubre el 40 por ciento del consumo óptimo en cada centro de acogida.
En Villa Libertad son 15 los beneficiarios de La Manzana Roja. La Fundación Esperanza acoge a 45 menores abandonados o provenientes de familias violentas, según la directora operativa de este centro de acogida, Paola Navarro.
En las entregas periódicas se realiza una revisión del peso, talla y masa corporal de todos los niños, niñas y adolescentes beneficiarios
Navarro destaca que el banco de alimentos hace un control de calidad de los productos que llegan a la fundación cada dos semanas. A veces, la ayuda toca sus puertas cada dos días si se trata, por ejemplo, de frutas u otros alimentos de corta vida.
Vásquez explica que si se verifica la existencia de excedentes (después de haber hecho las entregas habituales), estos son destinados a centros de atención externos como Villa Infantil, Mosoj Yan, Salomón Klein y otros.
Certificación
La última semana de junio, La Manzana Roja recibió la vista de Alfredo Kasdorf, representante de The Global FoodBanking Network (GFN), la red mundial de bancos de alimentos. El banco cochabambino –dice Vásquez– busca una certificación de parte del GFN para así contar con un aval que le permita firmar convenios internacionales y así fortalecer su trabajo.
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