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Por Guardiana (Bolivia)

Jueves 20 de octubre de 2022.- En febrero de 2019, la editorial 3600 publicó “Mirar la cumbre”, una antología histórica del Concurso Municipal de Literatura “Franz Tamayo”. En él, Martín Zelaya (quien se encargó de la compilación y del estudio introductorio), escribe:

“Con motivo de celebrarse la Semana de Homenaje a Franz Tamayo, en octubre de 1966, la Honorable Municipalidad de La Paz creó, mediante Ordenanza de fecha 30 de septiembre de 1966, el Concurso Anual de Poesía “Franz Tamayo”, a fin de estimular la creación poética en Bolivia. Así empezó esta historia, la del concurso y premio literario más tradicional de Bolivia, casi exclusivo en el género de Cuento en las últimas décadas, pero que empezó con la Poesía”

En estos 56 años de vida, el Franz Tamayo galardonó a autores que con sus narrativas y estilos se han convertido en parte del canon literario boliviano, sujetos de estudio y lectura, pues sus obras lograron consolidarse en páginas de la historia de las letras del país. Claros ejemplos de ello son Julio de la Vega (1966), Pedro Shimose (1968), Adolfo Cáceres (1982), Erick Ortega (2002), Giovanna Rivero (2005), Pedro Albornoz (2014), Rodrigo Urquiola (2017) Brayan Mamani (2018), entre otros.

En este 2022, en su XLIX versión, el Franz Tamayo anunció en la Página de Culturas de la Municipalidad de La Paz que la acreedora del máximo galardón en la categoría Cuento es la periodista de Guardiana Paola Mejía Viaña con su obra “19 de febrero”.

Sobre la obra

“Gané el Adela Zamudio (el concurso municipal de cuento de Cochabamba) en 2017 y a partir de allí sufrí un gravísimo síndrome del papel en blanco, un bloqueo que duró casi 4 años. Acompañada de esa situación empecé a autosabotearme y a procrastinar. Constantemente, cuando me decidía volver al oficio, una voz en mi interior me terminaba ganando. Me creí el cuento, paradójicamente, de que no era buena escribiendo”, relata Mejía.

En su pequeño departamento hay un “espacio sagrado” para ella, un estante con todos sus libros favoritos. Al frente de él hay una lámpara y una mesa. “Ese es mi rincón”, señala. La galardonada se prepara un té y comienza a hablar sobre “19 de febrero”, el relato que la hizo ganadora en la categoría Cuento del Franz Tamayo.

No ha empezado a hablar, pero sus lágrimas ya han recorrido sus mejillas. Bebe un sorbo de té y prosigue, toma aire y explica: “19 de febrero nació una noche en la que mi esposo y yo estábamos conversando sobre la riada de 2002, vimos algunos videos en las redes sociales y me pregunté: '¿Cómo habrá sido estar allí, ser testigo de esa tragedia?'. Pensé que al menos escribir una historia sobre algún sobreviviente podría ayudarme con el bloqueo que tenía”.

Y así fue. A partir de ese momento la periodista se dedicó a escribir la historia de un hombre que, en la mañana de ese fatídico 19 de febrero de 2002, pierde a su madre y por la tarde enfrenta a su propia mortalidad, cuando es arrastrado por la riada que atravesó la ciudad de La Paz, hace exactamente 20 años.

“Es un hecho que nos ha calado a todos. Yo no vivía en La Paz en ese entonces, vivía en Cochabamba. Pero recuerdo el instante preciso en el que empezaron a transmitir las noticias. Y recordé cómo el país se paralizó. Exploré en aquellos recuerdos nada gratos para poder darle cuerpo a “19 de febrero”, cuenta la autora.

El protagonista “es un caso aparte”, señala entre risas. Y es que, no tiene nombre. “Nunca pude bautizarlo”, menciona. Lo que me gusta de él es que más allá de cómo se gana la vida (es un estafador) es un ser humano con virtudes y defectos, y explorar en esa humanidad y reflejarla en la historia creo que fue algo que, sinceramente, como escritora se tradujo en un trabajo técnico literario que me llena de orgullo. He sido muy cuidadosa con los detalles para que el cuento cumpla con su máxima premisa: tener elementos que, en el final, cierren por completo.

“Mi objetivo –a medida que lo escribía– era que el final fuese uno que te haga llorar, que te cierre en la cabeza, que te haga decir: '¡Qué acabo de leer!'”, explica Mejía con una sonrisa que ocupa casi todo su rostro. La noticia, para ella, ha sido un “huracán de emociones”, para el cual, confiesa, “no estaba lista del todo”.

Sobre la autora

Paola Mejía Viaña nació en Oruro, en diciembre de 1991. Estudió comunicación social y periodismo en Cochabamba, además cursó estudios en la Universidad Católica de Salta y tiene una maestría de Escritura Creativa realizada en Salamanca, España.

Trabajó como productora de televisión en BTV, ITV, Univalle TV y PAT.  Desempeñó labores como periodista en Univalle Tv, BTV y el periódico La Razón. Fue presentadora de noticias a nivel nacional en BTV y conductora de una revista femenina en RTP y en FIDES Tv.

Ha trabajado como locutora en radios como La Doble, Radio Compañera y ATB Radio. Actualmente es periodista freelance, docente universitaria y es redactora en el portal informativo Guardiana Bolivia y es estratega comunicacional y publicitaria.

“Hay Paola para rato, al saberme ganadora del Franz Tamayo, he tomado las fuerzas necesarias para comerme el mundo”, dice la galardonada, mientras termina de beber su té favorito: el de canela.

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