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Tras la presentación de los programas de gobierno por parte de las organizaciones políticas al Tribunal Supremo Electoral (TSE), la primera reacción que tuve fue revisar, primero, si estos incluían algún capítulo referido a la mujer, en particular, y, segundo, cuál era su oferta electoral al respecto. Claro está que estas cosas hay que analizarlas en su conjunto, en su integralidad, que no hay que tomar la parte por el todo, pero haber caído en la tentación de tomar uno al azar y de mirar solo el acápite de mi  interés, finalmente no me resultó tan malo, porque luego comprobé que el conjunto era peor.

En efecto, tomé uno al azar y sin que medie predilección alguna. No diré el nombre porque, en justicia, tendría que haber revisado los programas de gobierno de todas las organizaciones políticas. No lo hice y tampoco lo haré, no al menos hasta que se me pase este viejo desencanto.

Así, entonces, tomé el archivo digital y comenzando por el índice recorrí rápidamente con la mirada el documento de 99 páginas. Empujada por mi curiosidad, la ruedita del mouse corrió a toda velocidad el PDF, desde arriba hasta abajo. Ahí estaba, en el penúltimo acápite, pero estaba, con letras mayúsculas y redondas estaba. El título anunciaba: “XXV MUJER”.

Sorbiendo mi café y frotándome las manos, me dije: “He aquí un programa de gobierno con enfoque de género”. Me acomodé y me dispuse a leer. XXV MUJER: “La mujer como ser humano, como madre, esposa, compañera, hermana, hija, amiga o simplemente una persona que habita en este mundo, merece el respeto de una persona que se precie de venir a esta vida de una mujer que es nuestra madre.- ‘orden’ (sic) como gobierno nacional hará respetar en los diferentes niveles de la vida nacional a todas las mujeres sin distinción de raza, de condición económica, religión o de cualquier situación en que se encuentre y de ser necesario se darán disposiciones para que se le proteja”.

Bien. Otro sorbo de café y continué. Título “TOLERANCIA CERO FRENTE A LA VIOLENCIA CONTRA NIÑOS, NIÑAS, MUJERES Y ANCIANOS”. En el ideario de XXXXX (nombre del partido) se propone para el país una Economía de Mercado con responsabilidad social, donde los sectores marginales y pobres de nuestra sociedad estén incluidos en ella […]”.

No, nada que ver. Apuré la ruedita del mouse otra vez hacia abajo, salté algunos subtítulos sobre el mismo tema y ahí me detuve. Título: “XXVI REFORMA CONSTITUCIONAL”.

“Un momento. ¿Reforma constitucional?”, me pregunté confundida. Apuré nuevamente el mouse, pero esta vez hacia arriba, repasando el documento que acababa de revisar. Y nada. Más tardé en abrir el archivo que en desilusionarme. Era, efectivamente, solo un párrafo dedicado a la mujer; en todo caso, a la mujer “hermana” de alguien; a la mujer “madre” de alguien; a la mujer “esposa” de alguien; a la mujer “compañera” de alguien; a la mujer “hija” de alguien…

Doble frustración. Primero, porque el programa de gobierno para algunos partidos políticos sigue siendo, al parecer, un mero requisito por cumplir para habilitarse e inscribir candidaturas en el Tribunal Supremo Electoral; una mera formalidad. Segundo, porque en la mayoría de los casos este no incluye referencias a la equidad de género o a políticas de igualdad de oportunidades; si las tiene, son referencias genéricas de lucha contra la violencia hacia los niños, niñas, adolescentes, personas con discapacidad, adultas mayores y hacia las mujeres. Todos en la misma bolsa.

En Perfil de género de las organizaciones políticas con representación en la Asamblea Legislativa Plurinacional de Bolivia, del Observatorio de Paridad Democrática del TSE, Marianela Díaz Carrasco concluye que “el tema de los derechos es abordado por todas las organizaciones de forma bastante general. En algunos casos se asume que la ciudadanía o la defensa de los derechos humanos abarca a todas y a todos, pero el hecho de que no se señale derechos específicos en relación a género implica que la agenda de defensa de los mismos se diluya o disperse entre otros temas coyunturales o que se consideren prioritarios”.

Lo anterior evidencia la visión patriarcal que todavía pesa sobre las mujeres en Bolivia, invisibilizando su actoría como sujetas políticas, económicas y productivas. De hecho, las organizaciones políticas que han presentado programas de gobierno considerando a las mujeres en tanto madres y esposas, fundamentalmente, quiere decir que están ciegas y sordas ante ese 51% del padrón electoral de Bolivia que ya no está dispuesto a continuar en la periferia del poder; quiere ser protagonista.

En la perspectiva de contribuir a mejorar “la agudeza visual y auditiva” de las y los candidatos electorales y futuros gobernantes, la Coordinadora de la Mujer e IDEA Internacional, con el apoyo de la Embajada de Suecia, recientemente lanzaron la campaña #Protagonistas. Paridad-Poder-Juventudes, cuya primera acción fue realizar una vigilia y seguimiento al cumplimiento de la paridad en las listas de candidaturas presentadas ante la máxima instancia electoral.

Se trata de una iniciativa que destaca el rol que tienen mujeres y jóvenes como actores fundamentales del poder y de la democracia en Bolivia, con miras a las Elecciones Generales 2019 y Elecciones Subnacionales 2020. Se busca, por una parte, dar a conocer las agendas políticas planteadas tanto por las mujeres como por las juventudes bolivianas y, por otra, que todas las organizaciones políticas, sin distinción de colores, escuchen las voces de estos dos segmentos de la población boliviana cuyo peso político es clave en el actual proceso electoral y las incluyan en sus propuestas para que el país avance hacia un desarrollo más inclusivo.

En lo personal, desde mi condición de activista por los derechos de las mujeres, espero que mi triste constatación de un –también– triste programa de gobierno, no sea más que una suerte de resaca de todo lo vivido, pues la lucha del movimiento de mujeres en Bolivia siempre fue cuesta arriba. Aunque sé que hay mucho camino por recorrer todavía, la posibilidad de discutir y debatir con mis hermanas, las mujeres, sobre eso que no queremos para nosotras, me plantea siempre caminos de esperanza. Sigamos, entonces, y vuelta de página.

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