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Narayani Rivera*//

En enero de 2024, Mark Zuckerberg, CEO de Meta, ofreció una disculpa pública a las familias de las víctimas de daños en línea durante una audiencia del Senado de los Estados Unidos sobre la crisis de explotación sexual infantil en las redes sociales[1]. En dicha audiencia, se cuestionó a los ejecutivos de grandes plataformas tecnológicas como Meta, X (anteriormente Twitter), TikTok, Snap y Discord por la insuficiencia de las medidas de protección en sus plataformas, que no logran prevenir la explotación sexual digital, la exposición a contenido nocivo y la violencia en línea, fenómenos que, en algunos casos, han llevado al suicidio de adolescentes.

Ésta no es la primera vez que la falta de medidas efectivas por parte de Meta ha resultado en violencia y pérdida de vidas. En 2018, la empresa enfrentó demandas de sobrevivientes musulmanes rohingyas de Myanmar, quienes acusaron a la plataforma de ser cómplice del genocidio de su comunidad, señalando que Meta no moderó adecuadamente los contenidos que incitaban a la violencia contra ellos, a pesar de que la empresa sabía que su algoritmo facilitaba la rápida propagación de discursos de odio contra los rohingyas[2].

Resulta innegable que lo virtual tiene un impacto real, algo que los movimientos feministas de América Latina señalan hace años. En este contexto, se hace evidente la necesidad de establecer regulaciones y directrices que promuevan una convivencia pacífica en el entorno digital y garanticen la seguridad de las mujeres en este espacio. Sin embargo, lejos de implementar las medidas necesarias a las que Zuckerberg se comprometió ante el Senado de EEUU en 2018[3], en 2025 el CEO de Meta redujo el alcance de sus herramientas de moderación, limitándolas exclusivamente a las publicaciones que contienen violaciones ilegales y de alta gravedad, mientras que dejó de moderar aquellas que sólo infringen sus políticas de contenido. Además, el programa de verificadores externos fue eliminado en los Estados Unidos.

¿Cómo las mujeres de Bolivia nos veremos afectadas?

Si bien este escenario presenta riesgos significativos para los derechos de las mujeres y las diversidades sexuales a nivel mundial, varía según el contexto de cada país. En el caso de Bolivia, existen varios factores que agravan el riesgo para las mujeres frente a la violencia digital de género.

Primero, es crucial resaltar que Bolivia aún está muy rezagada en cuanto a legislación sobre protección de datos personales y sanción de la violencia digital, dejando a su población desprotegida ante la violación de su privacidad y dignidad en el espacio digital. Además, las plataformas de redes sociales pueden no sentirse motivadas para responder a las necesidades de un país que no les representa un mercado atractivo. Esta situación se refleja en las dificultades que enfrentan las organizaciones de la sociedad civil para contactar a plataformas como Meta, TikTok, Telegram, entre otras, para pedir apoyo en la lucha contra la violencia que ocurre en sus plataformas, habilitando una cultura de impunidad en torno a la violencia digital de género en nuestro país, un problema que podría empeorar si las políticas de moderación de contenido se vuelven aún menos rigurosas.

En segundo lugar, la proliferación de discursos misóginos y el retroceso en los derechos de las mujeres, demuestra que los derechos nunca están completamente garantizados y que los cambios políticos pueden ponerlos en peligro. En un taller sobre violencia digital de género realizado en una comunidad rural de Bolivia, adolescentes varones desafiaron la noción de violencia digital de género, usando frases como "la violencia no tiene género", común en espacios conocidos como la “manósfera”[4], que minimizan o invisibilizan los factores estructurales que perpetúan la violencia contra las mujeres.

En el ámbito político, la Ley 348 se vio amenazada por declaraciones del senador Andrónico Rodríguez, quien la calificó como una ley que "destruye familias" y "manda a hombres inocentes a la cárcel[5]". La resistencia de las empresas de tecnología de frenar la proliferación de discurso de odio machista en sus plataformas, no sólo los habilita, sino que también busca silenciar las voces de movimientos feministas bolivianos que han sido objeto de persecución, sanciones y censura.

Finalmente, es importante mencionar la crisis económica que agrava los factores de riesgo de las poblaciones. Las mujeres bolivianas que se han visto relegadas a tareas domésticas no remuneradas, son particularmente vulnerables, lo que las lleva con frecuencia a buscar medios alternativos para generar ingresos, haciéndolas especialmente susceptibles a estafas en el ámbito digital. Sin embargo, el peligro mayor es el aumento de la explotación sexual digital.

En este contexto, no es de extrañar que el Centro S.O.S. Digital, que brinda acompañamiento a víctimas de violencia digital de género, haya identificado que el principal motivo de solicitud de apoyo sean casos de violencia sexual digital: fotos íntimas de mujeres (adultas, jóvenes o adolescentes) obtenidas mediante engaños, robos o violaciones de confianza, utilizadas como armas para controlar sus cuerpos, sabiendo que la exposición de dichas imágenes puede arruinarles la vida.

Todo esto nos sirve como un triste recordatorio de la fragilidad de los derechos humanos de las mujeres frente a empresas que, bajo el discurso de la libre expresión, justifican los abusos que ocurren en sus plataformas en pos de sus ganancias.


[1]https://www.theguardian.com/technology/live/2024/jan/31/congress-social-media-hearing-tiktok-meta-twitter-child-safety-latest-updates

[2]https://www.amnesty.org/en/latest/news/2022/09/myanmar-facebooks-systems-promoted-violence-against-rohingya-meta-owes-reparations-new-report/

[3]https://www.dw.com/en/facebooks-mark-zuckerberg-testifies-to-us-congress-over-cambridge-analytica-scandal/a-43330249

[4]https://elpais.com/sociedad/2022-11-02/manosfera-donde-se-quieren-los-hombres-que-odian-a-las-mujeres.html

[5]https://erbol.com.bo/nacional/andr%C3%B3nico-pide-revisar-la-ley-348-dice-que-est%C3%A1-mal-aplicada-presume-la-culpabilidad-y-se

*Narayani Rivera es integrante del equipo del Centro SOS Digital de la Fundación InternetBolivia.org

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