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A pocas semanas de las elecciones se puede advertir, tanto en los debates como en las propuestas de los principales partidos políticos, que la banca y el sistema financiero  no se tocan. Ninguno de los partidos políticos ha manifestado una propuesta para mejorar o modificar el actual modelo del sistema financiero.

Sabemos que la actual regulación bancaria tiene metas de colocaciones en el sector productivo y de vivienda social, y también techos máximos en las tasas activas para el sector productivo y para las viviendas de interés social. Esta normativa ha tenido varias consecuencias positivas y negativas.

La consecuencia positiva de tal normativa es el crecimiento importante que ha tenido la cartera hipotecaria de vivienda social (609 por ciento entre 2014 y 2018) y de la cartera en el sector productivo (150 por ciento entre 2014 y 2018).

Entre las consecuencias negativas está que, por la presión a los bancos a llegar a la meta del 60 por ciento, estos han concentrado sus niveles de riesgo en el sector productivo, reduciendo su exposición en los sectores de comercio y servicios. El principio de mantener una cartera diversificada no se ha cumplido y  no se ha seguido la regla básica de  “no pongas todos los huevos en una sola canasta”. Pero además, este crecimiento de cartera  productiva no ha sido acompañado con el crecimiento en el número de clientes (solo 17 por ciento entre 2013 y 2018), lo que significa que los bancos también han concentrado riesgos en los mismos clientes productivos porque la renovación del tejido productivo en el país sigue pendiente.

Por otro lado, con esta normativa los bancos múltiples y grandes se han adaptado mejor al nuevo contexto, haciéndose más grande la brecha entre los bancos. Por otra parte,  los más chicos, pyme y las IFD se han debilitado, con la consecuencia de que muy pronto veremos seguramente nuevas absorciones en el sistema financiero.

Otras consecuencias, por esta presión de crecimiento de cartera que ya se siente en el  sistema en su conjunto, son: menor liquidez, menores márgenes financieros, menor nivel de adecuación patrimonial, mayor descalce en plazo y tasa entre las captaciones y colocaciones en vivienda social, bajos pero crecientes niveles de mora y reprogramaciones y otras variables que preocupan.     

Ante este panorama del sistema financiero, el MAS ofrece, en su propuesta electoral. “seguir manejando una regulación financiera prudente basada en la gestión de riesgos y que el sistema continuará registrando tasas de crecimiento elevadas en cartera productiva y social; con niveles de solvencia, mora, rentabilidad y liquidez por sobre lo observado en el periodo neoliberal y mejor con el resto de los países de la región, aumentando la cobertura de los servicios financieros en la mayoría de los municipios del país en beneficio de todos los bolivianos”.

Bolivia dice No no hace ninguna mención a lo que sucede actualmente con la banca y, más bien, ofrece el acceso oportuno a financiamiento, “desarrollando el mercado de capitales, expandiendo la participación de las empresas en la Bolsa de Valores y activando el direccionamiento de los ahorros de los ciudadanos hacia mecanismos de financiación que lleguen a más negocios y generen mayores rendimientos con niveles de riesgo limitado”.

Comunidad Ciudadana tampoco observa la situación del sistema financiero y propone, para el sector financiero, “el monitoreo y supervisión de la fortaleza y dinamismo del sector financiero boliviano, lo que será una prioridad, promoviendo que todas las entidades participantes mantengan altos niveles de prudencia, a fin de proteger los ahorros de la población, siempre apoyando con financiamiento adecuado a la industria, como objetivo principal del sector”.

Tomando en cuenta que la salud del sistema financiero es fundamental y  que se vienen meses más complicados en el contexto económico y político, es importante conocer las propuestas de las fuerzas políticas sobre este importante sector.

* Jorge Velasco Tudela es ingeniero industrial, Presidente de la Fundación de Emprendedores y Finanzas MAYA; Director de Idepro IFD; Coordinador Facultativo de Calidad, Investigación, Posgrado, Innovación y Difusión de Ingeniería de la UMSA, además de Director del Centro de Innovación y Desarrollo Empresarial. Ha trabajado 30 años en banca y el sistema financiero como Vicepresidente Nacional de Negocios de Banco Bisa S.A., Gerente General de Bisa Leasing, Presidente de Linkser administradora de tarjetas y Director Titular de la IFD Idepro.

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