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Por Guardiana (Bolivia)

Miércoles 31 de marzo de 2021.- Un tercio de escolares (29%) evaluados en una investigación en todo el país reportó riesgo cardiometabólico determinado por el índice cintura/estatura —que evalúa la grasa abdominal—, un riesgo que es más frecuente en el área urbana y en estudiantes con sobrepeso y obesidad, así como en varones y en menores de 13 años de edad.

El riesgo cardiometabólico está asociado a posible afectación en el corazón o en vasos sanguíneos. El estudio lo define así: “Probabilidad de presentar complicaciones cardiovasculares y metabólicas basada en la acción metabólica e inflamatoria de la grasa visceral, determinada por un índice somático específicos para la evaluación del patrón adiposo”.

La grasa visceral es la que se encuentra alrededor de los órganos internos en el abdomen. Para su medición de forma indirecta existen diferentes técnicas, el índice cintura/estatura, usado para evaluar la grasa abdominal en personas de todas las edades, fue utilizada en el estudio.

El médico investigador Josep Franch Nadal dice sobre este tipo de problemas en la salud: "Actualmente se habla de riesgo cardiometabólico (RCM), expresión recientemente acuñada por la American Diabetes Association y la American Heart Association, en referencia al riesgo general de desarrollar enfermedad cardiovascular y diabetes mellitus tipo 2 (DM2) asociado a otros factores de riesgo tradicionales y emergentes, como obesidad abdominal y resistencia a la insulina. A la hora de conseguir disminuir esa obesidad abdominal y otros factores de RCM asociados, sin duda el primer paso es conseguir modificar los estilos de vida poco saludables, labor nada fácil puesto que en la mayoría de los casos están arraigados desde la infancia. Es necesario que los pacientes se conciencien de la gravedad de la situación y de la necesidad de cambiar su actitud. En este proceso es imprescindible la negociación individualizada con cada paciente y establecer unos objetivos alcanzables que puedan significar un refuerzo positivo. Estos hábitos de vida saludables incluyen una reducción de la ingesta calórica junto con la realización de actividad física".

El estudio que alerta sobre esta situación en Bolivia se denomina “Prevalencia de sobrepeso y obesidad de los escolares y adolescentes en Bolivia” (2020), elaborado en alianza entre Unicef y el Postgrado en Ciencias del Desarrollo (CIDES-UMSA), que sirvió de base para que el gobierno boliviano determinara, en octubre de 2020, la existencia de una epidemia de obesidad y sobrepeso entre la niñez y los adolescentes del país.

La investigación hizo encuestas a la población comprendida entre los 5 y 18 años cumplidos que estudia en escuelas particulares, fiscales y de convenio. Esta población suma más de 2,8 millones de personas en el país, dato sobre el que se calculó la muestra que fue definida efectivamente en 5.268 escolares. Paralelamente se trabajó con una submuestra de 1.020 escolares a los que se aplicó la encuesta para el registro de antropometría básica y avanzada, prácticas alimentarias, actividad física y estilo de vida asociado al sobrepeso y obesidad.

El estudio es público ahora y se puede acceder a sus datos. Según el estudio, “los departamentos más afectados por el riesgo cardiometabólico en niños fueron en primer lugar La Paz, pese a no ocupar el primer lugar de prevalencia de sobrepeso y obesidad, seguido por los departamentos de Santa Cruz, Tarija y Cochabamba”.

MALNUTRICIÓN POR EXCESO

La indagación permitió identificar principalmente una malnutrición por exceso entre los escolares del país, es decir cuadros de sobrepeso y obesidad, en el 36,5% de los participantes, mientras que la malnutrición por déficit llega al 1%, la talla baja al 8% y el riesgo cardiometabólico al 27%.

Aunque las investigadoras no encontraron un vínculo directo entre la prevalencia de sobrepeso y obesidad, por un lado, y el estilo de vida de los menores, por otro, sí se detectaron rasgos que destacan entre los hábitos de los encuestados con malnutrición por exceso. Por ejemplo, está dormir menos de 8 horas o más de 10, no desayunar o desayunar tarde, desayunar afuera del hogar del escolar.

¿Están informados sobre su propia nutrición? Tienen conocimientos “no adecuados” sobre el consumo de golosinas y caramelos, y al contrario, conocimientos adecuados, sobre los beneficios nutricionales de la alimentación complementaria escolar. La encuesta se hizo durante las primeras semanas de clases en el año 2020, antes de la clausura del año escolar debido a la pandemia.

El otro dato relevante es que en el área rural se consumen en la escuela principalmente alimentos preparados (asaditos, sopas de fideo, etc.), con más frecuencia en los llanos, seguido del altiplano y valles, y en las escuelas de convenio y fiscales.

El segundo tipo de alimentos consumidos son las bebidas azucaradas (bebidas carbonatadas, jugos envasados, etc.), lo que sucede principalmente en el área urbana, en los llanos, seguidos de valles y altiplano, en unidades educativas privadas, principalmente varones y en el grupo 13 a 15 años.

Como se dijo, los escolares con mayores problemas de malnutrición por exceso están en las ciudades, lo que a su vez está asociado con el uso de transporte público y privado para trasladarse hacia la escuela, mientras que en el área rural se lo hace a pie. Al margen de ello, la mayor parte de los estudiantes manifestaron haber tenido un importante nivel de actividad física en los días anteriores a la encuesta.

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