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Guardiana (Bolivia), fotos de RAISG

Martes 8 de diciembre de 2020.- Unos 23 mapas que muestran la situación actual de la Amazonía más el trabajo de 30 especialistas en el tema es lo que contiene, entre otros materiales, el nuevo atlas Amazonía Bajo Presión, elaborado por la Red Amazónica de Información Socioambiental Georeferenciada (RAISG).

En el atlas se toma una radiografía de las principales amenazas al bosque tropical más grande del mundo y se advierte sobre el avance de su deterioro. Dentro de este panorama no tan alentador, se tiene un escenario positivo para los territorios indígenas y las áreas naturales protegidas puesto que siguen siendo un escudo contra las amenazas hacia el pulmón del planeta.

El propósito del atlas es brindar información que pueda ser considerada en políticas públicas integrales para lograr conectividad socioambiental y resiliencia climática de todo el territorio.

Y es importante recordar que de los 35,5 millones de habitantes que tiene la Amazonía -indicó la RAISG en 2019- aproximadamente 1,7 millones de personas pertenecientes a unos 375 grupos indígenas viven en aproximadamente 3.344 territorios indígenas y 522 áreas naturales protegidas (ANP). Sus territorios se encuentran en todas las naciones amazónicas y cubren casi un tercio (30%) de la superficie terrestre de la región. Junto con las ANP (22%) protegen más de la mitad (52%) de los bosques amazónicos.

Un gran esfuerzo por el pulmón del planeta

La Amazonía es el pulmón y la reserva de agua más grande del continente y del planeta, trasciende fronteras de nueve países. Esta es la primera vez, desde 2012, que RAISG ha decidido reunir todos sus grupos técnicos para trabajar en un retrato completo de la situación de la Amazonía.

Más de 30 expertos organizados en diez grupos técnicos han generado análisis sobre las presiones, amenazas, síntomas y consecuencias para la biodiversidad y diversidad cultural de la Amazonia, destacando el rol fundamental de los territorios indígenas y las áreas protegidas para la conservación.  Los resultados están traducidos en 23 mapas que muestran la situación actual, decenas de gráficos y cuadros informativos que facilitan su comprensión e  importancia para Sudamérica y el mundo.

Portada del nuevo atlas
El principal síntoma: la deforestación

A pesar de que 2003 sigue siendo el peor año para los bosques de la Amazonía, con una pérdida total de 49.240 km2, la deforestación se ha acelerado a partir de 2012, después de haber alcanzado un mínimo en 2010 (17.674 km2). La superficie que se pierde cada año se ha triplicado entre 2015 y 2018. Sólo durante 2018 se deforestaron 31.269 km2 en toda la Amazonía, esto equivale a que estaríamos perdiendo bosque a un ritmo de 8.500 campos de fútbol cada día.

Entre el 2000 y 2018, el avance de la deforestación en la Amazonía acumuló la pérdida de 513.016 km2 de bosque nativo, un territorio equivalente a la superficie de España,  una reducción del 8% de la superficie total de bosque del año 2000 (6.381.275 km2).

La tendencia de pérdida de bosque para toda la Amazonía está fuertemente influenciada por la situación de Brasil que contiene el 62% del territorio, y comprende el 83% de la deforestación, 425.051 km2 en estos 18 años de análisis. Mientras Bolivia con el 8% y Perú con el 11% de territorio de la Amazonia, representan el 6% y 4% de la deforestación, 31.878  km2 y 22.875 km2 respectivamente.

El área que cubre la Amazonía, pulmón del planeta.
Escudos contra la deforestación

La Amazonía cuenta con figuras nacionales y locales de gestión sostenible de sus ecosistemas. El funcionamiento legal y grado de reconocimiento por parte de los Estados varía según el país. RAISG las clasifica para su análisis en Áreas Naturales Protegidas (ANP) y en Territorios Indígenas (TI). La efectividad de su gestión como barreras frente al avance de la deforestación es analizada en base a los hallazgos de RAISG. 

El 87% de la deforestación en la Amazonía ocurre fuera de las Áreas Naturales Protegidas (ANP) y Territorios Indígenas (TI), según el análisis 2000-2018. Esta tendencia se mantiene en todos los países. Con estos hallazgos se evidencia que estas áreas cumplen un rol clave y estratégico de conservación, donde el manejo indígena de los bosques y la protección de la biodiversidad en áreas protegidas son mecanismos efectivos para la conservación de la Amazonía.

Sin embargo, existen diferencias en esta efectividad entre países, destacando la necesidad de políticas transfronterizas para el manejo de la Amazonía. Brasil, Bolivia, Colombia y Venezuela deben prestar particular atención a sus ANP y TI amazónicos, pues presentan un aparente debilitamiento a partir de 2015 en la medida que la deforestación, la minería ilegal y los incendios se hacen más comunes dentro de sus linderos.

Auge de la minería ilegal

La minería ha sido una presión constante para la Amazonía desde hace varias décadas y es una de las causas de deforestación, contaminación y conflictos sociales que más preocupa. Amazonía Bajo Presión también presenta un reporte actualizado hasta 2020 de la minería en la Amazonía que da cuenta de una tendencia al aumento de la actividad minera en el suelo amazónico, especialmente de la minería ilegal.

Se han identificado 4.472 puntos de esta actividad ilícita. En su mayoría (83%) presentan afectaciones de varias hectáreas o directamente sobre los ríos de la Amazonia. Más de la mitad de estos puntos se encuentran en Brasil (54%), pero cabe destacar que el 32% de ellos se encuentran en Venezuela, país que apenas contiene al 6% de todo el territorio de la Amazonia. Venezuela también es el país con mayor proporción de TI y ANP afectados por minería ilegal. En toda la Amazonía, existen 664 TI y 129 ANP con penetración de actividades mineras ilícitas.

Los efectos de los incendios

Si bien un incendio no implica la pérdida completa del ecosistema, su impacto aumenta la presión en la Amazonía, afectando la biodiversidad, medios de vida de pueblos indígenas y comunidades e incrementa el efecto invernadero del planeta.

En el Atlas se hace un recuento de esta incidencia que revela la vulnerabilidad de la región a este fenómeno que ha afectado 13% de la superficie de la Amazonia en el periodo 2001-2019 y alcanzó 1.134.905 de km2 cifra equiparable al territorio de Bolivia, y donde en proporción de territorio amazónico, es uno de los más afectados (27% de Amazonia boliviana impactada,190.847 km2).

Brasil y Bolivia representan el 93% del área total afectada por los incendios en el periodo 2001-2019; la mayor extensión se concentra en Brasil con 866.301 km2 (76%) seguido por Bolivia con190.847 km2 (17%). En menor proporción Venezuela abarca 30.311 km2 (3%), Colombia con 26.614 km2 (2%) y el resto de los países con cifras inferiores a 13 mil km2. El 2019, un año mediático para visualizar la preocupación de los incendios en la Amazonia representó 173.922 km2 afectados, donde 131.818 km2 corresponde a Brasil (76%) y 33.250 km2 a Bolivia (19%).

Si bien los incendios no marcan una tendencia lineal y varían cada año según condiciones ambientales y medidas de manejo (políticas y condiciones sociales), en la Amazonia en  promedio desde el 2001 hasta el 2019, se afectan 168.640 km2 por año, siendo el 2010 el más catastrófico con 354.768 km2 de incendios. Los incendios tienen origen antrópico e inician mayormente fuera de Áreas Naturales Protegidas (ANP) y Territorios Indígenas (TI), sin embargo, estos espacios son impactados por el avance del fuego, afectándolos en 287.160 km2 (25% del total). 

Trabajo de largo aliento

Estos análisis de RAISG forman parte de un trabajo ininterrumpido de evaluación de las presiones y amenazas a la Amazonía, y constituyen una de las series de datos más precisas publicada hasta el momento sobre la pérdida de la cobertura vegetal del conjunto de ecosistemas tropicales terrestres más extenso y biodiverso del planeta. 

Los estudios se realizan con una metodología estandarizada por profesionales dentro de los países amazónicos, capaces de adecuar los procedimientos tomando en consideración las realidades locales. Las evaluaciones sistemáticas, que incorporan la experticia local, son claves para el conocimiento del estado del patrimonio ecosistémico de la región amazónica, así como para la formulación de políticas públicas basadas en evidencias para su conservación. La conservación de la Amazonía implica la preservación de los beneficios ambientales que presta a todo el continente y favorece el bienestar y desarrollo sostenible de sus 35 millones de habitantes. 

Los datos se pueden consultar públicamente y con mayor detalle en:

¿Qué sabes sobre RAISG?

La Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada es un consorcio de organizaciones de la sociedad civil de los países amazónicos, orientado a la sostenibilidad socioambiental de la Amazonía, con apoyo de la cooperación internacional. La RAISG genera y difunde conocimientos, datos estadísticos e informaciones socioambientales geoespaciales de la Amazonía, elaborados con protocolos comunes para todos los países de la región; hace posible visualizar a la Amazonía como un todo, las amenazas y presiones que se ciernen sobre ella y la búsqueda de oportunidades para la conservación de la región. La Fundación Amigos de la Naturaleza es parte de la RAISG desde hace 13 años, trabajando de manera coordinada con todos los países miembros, con el más alto nivel de calidad técnica, generando información socioambiental georeferenciada para Bolivia.

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