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Guardiana (Bolivia)

Viernes 15 de mayo de 2020. De la noche a la mañana, la educación universitaria tuvo que migrar de la modalidad presencial a la virtual, y enfrenta el reto de cambiar las formas de enseñar, de aprender y los medios para lograr el aprendizaje.

Docentes y estudiantes universitarios ingresaron en cuarentena obligatoria, producto de la pandemia de la Covid-19 y, desde marzo de este año, comenzaron a enfrentarse a la educación a distancia, sin previo aviso, ni planificación y, en muchos casos, sin formación alguna.

“Crear y diseñar situaciones y recursos para facilitar el aprendizaje es el gran desafío. Esto requiere tiempo, esfuerzo y apertura al cambio, para asumir que se puede enseñar de una manera distinta”, sugiere Jorge Grigoriu, docente de la Universidad Católica Bolivia (UCB) de Cochabamba y la Universidad Mayor de San Simón (UMSS).

Guardiana entrevistó a Grigoriu por su amplia experiencia en el área pues tiene una maestría en Formación Docente por la Universidad de Barcelona, España, y otra en Educación Superior por la UMSS.

La educación virtual y a distancia es diferente de la presencial. La virtual permite extender el aula más allá de las limitaciones de espacio y tiempo de la escuela tradicional.

“Ya no necesitamos estar todos al mismo tiempo y en el mismo lugar para aprender, incluso, cada quien puede aprender a su propio ritmo”.

Grigoriu sostiene que la mayoría de los docentes no está capacitada para diseñar procesos formativos con componente virtual, por tanto, existe un desconocimiento de las potencialidades que las tecnologías de la información y comunicación (TIC) ofrecen para amplificar las posibilidades de aprendizaje de los estudiantes.

Es por esta razón que muchos piensan que la educación virtual no puede lograr la misma calidad que un proceso formativo presencial; sin embargo, asegura que si se explotan las posibilidades que la educación virtual ofrece, es posible alcanzar los mismos o mejores resultados que en un proceso presencial.

La educación a distancia o virtual no consiste en hacer lo mismo que en la presencial a través de una plataforma o videoconferencias. Las estrategias y actividades de enseñanza y aprendizaje en la educación virtual deben abordarse de manera distinta a la de una clase presencial.

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Una guía

A continuación van algunos tips que da el profesor Grigoriu para aprender y mejorar la educación a distancia:

  • Se ven muchas experiencias, tanto en pregrado como en posgrado que pretenden tener a los estudiantes sentados dos o más horas frente a una computadora o celular escuchando al profesor. Esto puede resultar muy aburrido y poco efectivo. Es una forma de subutilizar las ventajas que las tecnologías ofrecen.
  • Por ejemplo, en lugar de hacer clases a través de una videoconferencia, en las que los estudiantes se distraen o pierden el hilo de la explicación porque la imagen se congela o el audio se entrecorta, el profesor podría hacer un video para que lo revisen las veces que sea necesario.
  • Así, las videoconferencias podrían aprovecharse para trabajar sobre las dudas de los estudiantes o para generar discusión luego de la revisión de materiales de estudio.
  • Es muy positivo el hecho de que existan iniciativas desde los colegios, universidades y el mismo Estado para capacitar a los docentes en el uso de tecnologías.
  • Sin embargo, no se trata sólo de “dominar la tecnología”, sino de saberla utilizar de manera didáctica. Y en eso, muy pocos están capacitados. No basta con dominar Classroom, Moodle, Power Point y otras aplicaciones, si no se utilizan de manera didáctica para amplificar las posibilidades de aprendizaje de los estudiantes.
  • Hay una tendencia a saturar a los estudiantes con muchas tareas y actividades para recuperar el tiempo perdido o cumplir con el programa, descuidando lo que en realidad interesa: los aprendizajes esenciales que debería lograr el estudiante en cada materia.
  • Se deben seleccionar esos aprendizajes esenciales y trabajar en ellos con los estudiantes.
El rol del profesor
  • Para encarar la educación virtual el docente debe tomar conciencia de que asumirá un rol distinto: será un diseñador de experiencias de aprendizaje potenciadas por las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y un acompañante del itinerario formativo de sus estudiantes.
  • Más que “dar” clase con Zoom o Meet, deberá concentrar sus esfuerzos en diseñar actividades para que sus estudiantes aprendan sin necesidad de asistir a un aula. Aprovechará los encuentros con video más que para el avance de materia, para retroalimentar y para trabajar en torno a los resultados de las actividades de aprendizaje.
  • Reducir la educación virtual a encuentros presenciales mediante videoconferencias sería subutilizar y desconocer las potencialidades que las TIC ofrecen para el aprendizaje. Zoom y Meet, están bien, pero son una partecita de todo aquello que podemos hacer y utilizar para que nuestros estudiantes aprendan.
¿Cómo aprender a enseñar a distancia?
  • Asumir que la metodología de trabajo es distinta a la de las clases presenciales. Que la forma de comunicar y presentar los contenidos es distinta, incluso más rica. Que la retroalimentación cobra un papel muy importante para dar seguridad al estudiante y mantenerlo motivado.
  • Mirar a la tecnología como un aliado, un medio para facilitar la comunicación, el intercambio de información, el trabajo colaborativo y la interacción para el aprendizaje.
  • Dominar una serie de herramientas que permitan hacer lo anteriormente citado, siempre aplicando un criterio pedagógico.
  • Diseñar situaciones de aprendizaje y recursos didácticos, utilizando el audio, video y la imagen, para potenciar y hacer que los contenidos sean más fáciles de comprender y recordar.
  • Asumir que la cantidad de horas de encuentro sincrónico no determina la calidad ni la cantidad del aprendizaje.
  • Confiar en la capacidad de los estudiantes para aprender de manera autónoma, a través de las actividades que les propongamos.
  • Las aplicaciones con las que se cuentan hoy son muy sencillas de manejar y dan la posibilidad de crear recursos didácticos excelentes, sin tener conocimientos de programación, diseño gráfico u otros muy especializados.
  • De forma fácil, se pueden crear hipertextos, videos, audios, animaciones, presentaciones dinámicas, foros de discusión, documentos colaborativos, organizadores gráficos, infografías y otros.
  • La herramienta clave es la creatividad del docente para explotar las posibilidades que las TIC nos ofrecen.
Tareas para el docente
  • Revisar su planificación para realizar las modificaciones necesarias, de manera que se logren alcanzar los objetivos de aprendizaje. Estas modificaciones supondrán, sobre todo, seleccionar los contenidos esenciales y diseñar actividades de aprendizaje adaptadas a las características de la educación virtual.
  • Más que preparar contenidos, de lo que se trata es de presentarlos de manera que se aprovechen las posibilidades que las TIC: audio, video, hipertexto, imagen, visitas virtuales y otros.
  • La educación virtual amplifica las posibilidades de aprendizaje de los estudiantes, ya que al presentar los contenidos de manera multimedial, se responde mejor a los diversos estilos de aprendizaje que cada uno tiene.
  • Generar un aula virtual como espacio de interacción para el aprendizaje. No como repositorio de información, sino como el “lugar” de encuentro entre los actores del proceso de enseñanza y aprendizaje.
  • Este espacio nos permitirá centralizar el trabajo y reunir las evidencias del trabajo de los estudiantes, del trabajo docente y de los resultados del proceso, que eventualmente serán requeridos por instancias administrativas.
  • Diseñar situaciones de aprendizaje que permitan a los estudiantes aprender de manera autónoma, sin depender de la presencia física del profesor. Esto requiere saber motivar a los estudiantes y sobre todo saber dar instrucciones, de manera escrita, para la realización de las tareas.
  • Si se diseñan actividades de aprendizaje motivadoras, con un propósito claro, con instrucciones precisas y con criterios de evaluación, no necesitarán tanta videoconferencia y los estudiantes aprenderán de mejor manera y sin aburrirse.
Reducir las videoconferencias
  • Racionalizar los encuentros sincrónicos. Es mejor aprovechar los encuentros sincrónicos sobre todo para aclarar dudas y discutir sobre los resultados de las tareas. Tratemos de no utilizar tanto la videoconferencia como medio de avance de contenido. Así se ayuda, también, a los que tienen mala conectividad y no pueden seguir las sesiones presenciales.
  • Diseñar situaciones de aprendizaje que faciliten el trabajo colaborativo y la interacción entre estudiantes. Existen diversas herramientas que permiten trabajar en equipo, sin estar todos reunidos en el mismo lugar.
  • Prever espacios de retroalimentación. En la formación virtual la retroalimentación es fundamental para mantener al estudiante motivado y seguro de lo que está logrando en términos de aprendizaje.
  • Es recomendable además de la retroalimentación individual, aprovechar los videoencuentros para comentar sobre los resultados que se han alcanzado, sobre las fortalezas y dificultades que se han encontrado en los trabajos y sobre cómo se puede mejorar.

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