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Luis Arce asume la Presidencia con un discurso no del todo cierto y una agenda de complicados retos

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Guardiana (Bolivia) y foto portada de ABI

Domingo 8 de noviembre de 2020.- Recuperar la economía, disminuir el desempleo y la pobreza, afrontar la pandemia de la Covid-19, superar la crisis política y unificar al país, son los principales desafíos, en el corto plazo, que tiene el nuevo gobierno liderado por el presidente del Estado Plurinacional, Luis Arce Catacora, y el vicepresidente, David Choquehuanca Céspedes.

Dejar de politizar la justicia, fortalecer la institucionalidad y reactivar el sector de hidrocarburos con la búsqueda de nuevas reservas son tareas que se deberán encarar en el mediano plazo.

Medidas efectivas en la lucha contra la violencia y discriminación hacia las mujeres, niñas, niños y adolescentes, también debieran estar en la agenda gubernamental.

Durante el acto de posesión que se caracterizó por un discurso conciliador por parte de Choquehuanca más que de Arce porque mientras el primero convocaba a la unidad, el segundo reprochaba todo lo que había hecho mal el último gobierno transitorio según la óptica de Arce, el nuevo Presidente de Bolivia aseguró que asume “este mandato que nos da la población, el pueblo, para trabajar incansablemente y con humildad por la reconstrucción de nuestra patria...”.

Las cifras rojas

De acuerdo con el diagnóstico que dio Arce sobre la crisis económica, los indicadores de la economía boliviana tienen similitud con los registrados en la crisis de la hiperinflación que vivió el país en la década de los años 80, del siglo pasado, durante el gobierno de la UDP. Y atribuyó esta situación al Gobierno transitorio de Jeanine Áñez.

Durante el segundo trimestre de este año –abril, mayo, junio—la economía registró un crecimiento negativo del Producto Interno Bruto (PIB) del 11,11%, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE).

“Nuestro país pasó de liderar el crecimiento económico (...), en el periodo entre 2006 y 2019, a presentar la caída más fuerte de la economía en los últimos casi 40 años”, lamentó Arce.

El déficit fiscal (cuando el Estado gasta más de lo que genera) se encuentra en 12,1%, más alto que durante la UDP, recordó Arce, quien echó la culpa al gobierno saliente de Jeanine Áñez por el descalabro en el cual se encuentra la economía boliviana.

Sin embargo, al realizar una revisión de los indicadores macroeconómicos, el Gobierno del MAS registró déficit fiscales consecutivos desde la gestión 2014.

De acuerdo con Arce, solo en la gestión de Áñez se registró un endeudamiento público (deuda externa más deuda interna) de más de $us4.200 millones, entre noviembre de 2019 y octubre de 2020. Además, se contrató deuda con el Banco Central de Bolivia (BCB) por $us 1.900 millones.

A diciembre de 2019, la deuda externa de Bolivia superaba los $us 11.000 millones de dólares, de acuerdo con las cifras del BCB, ente que desde esa fecha no actualizó sus datos. A este monto se le deben sumar los créditos contraídos por el gobierno de Áñez por $us 1.500 millones.

Durante la gestión del MAS, fue cuestionado el alto endeudamiento externo, pese a la bonanza económica que vivía el país. En 2006, el gobierno de Evo Morales recibió Bolivia con una deuda externa de $us3.284 millones, monto que luego bajó a 2.208 millones como efecto de la condonación de la misma por parte de los organismos internacionales.

 Asimismo, a noviembre de 2020, las Reservas Internacionales Netas (RIN) se encuentran en $us 5.578 millones, “disminuyeron en $us 881 millones, es decir una caída del 13%, entre noviembre de 2019 y octubre de 2020”, según el discurso del nuevo Presidente de Bolivia.

Las RIN son los recursos financieros en divisas con los cuales cuenta un país para garantizar los pagos de los bienes que importa y el servicio de la deuda, así como para estabilizar la moneda, es decir, son el respaldo económico de un país.

Las RIN lograron el pico más alto de la historia durante el gobierno del MAS, cuando en 2014 llegaron a $us 15.123 millones; sin embargo, comenzaron a descender desde 2015.

La pobreza y el desempleo

Entre los principales problemas que actualmente aquejan a los bolivianos están la pobreza y el desempleo, indicadores que se acentuaron en este año.

Para junio de 2020, alrededor de cuatro millones de personas en Bolivia vivían en condición de pobreza en Bolivia, de los cuales 1,7 millones estaban en pobreza extrema, es decir que no tenían ingresos ni siquiera para comer.

Sin embargo, la cantidad de pobres creció en los últimos meses. La Comunidad Económica para América Latina (CEPAL) anticipó que la pobreza en extrema en el país subirá de 15% a 17% y la pobreza general ascenderá de 35% a 36%, como efecto de la pandemia Covid-19.

Al mes de junio de 2020, cuando la tasa de desempleo llegaba al 5%, siete de cada 10 personas trabajaban en la informalidad, en un empleo precario o precario extremo, con salarios bajos, que terminan generando pobreza. 

La Población Económicamente Activa (PEA) en el país llega a seis millones de personas, de las cuales cerca de dos millones eran asalariadas y tenían un empleo estable, mientras que cuatro millones de trabajadores están en la informalidad.

El panorama cambió con la pandemia y para julio de 2020, el desempleo trepó al 12%, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), pues la paralización de actividades genero despidos masivos.

“Aumentó el desempleo, pobreza y desigualdades, tenemos ante nosotros el gran desafío de volver a reconstruir nuestra economía, de generar certidumbre, de generar crecimiento con redistribución del ingreso, de reducir las desigualdades económicas y sociales, pero estamos seguros que trabajando junto al pueblo lograremos una vez más superar las adversidades”, prometió este domingo el presidente Arce Catacora.

El MESC

Para superar las cifras rojas que marcan la economía boliviana, Arce anunció que retomará el Modelo Económico Social Comunitaria Productivo (MESC), implementado a partir de 2006, con el cual se pone énfasis en la redistribución del ingreso, mediante el pago de bonos sociales, para reducir las desigualdades sociales, además de impulsar la demanda interna.

Asimismo, el nuevo presidente reiteró que para reactivar la economía se dará fuerza a la inversión pública, la cual dinamiza la economía con inversión productiva y de capital, y generación de empleo directo e indirecto.

Arce aseguró también que se continuará con la economía plural, también parte del MESC, donde confluyen el Estado, el sector privado, la economía de las comunidades y cooperativas.

Enfrentar la pandemia de la Covid-19 es otro de los desafíos del nuevo gobierno. “Trabajaremos incansablemente sirviendo al pueblo boliviano, venceremos a la pandemia, triunfaremos sobre la crisis como ya lo hicimos en años anteriores porque somos un pueblo luchador, perseverante y valiente que mira sin miedo y con optimismo y con la fuerza de saber que somos capaces de conseguir”, remarcó Arce.

La pandemia

La pandemia Covid-19 dejó en Bolivia más de 8.000 muertos y puso en evidencia las serias falencias en salud por la falta de hospitales, insumos, equipamento, especialistas médicos y salas de terapia intensiva, entre otros, en los meses más críticos la gente murió en las calles y en las puertas de los centros de salud.

Si bien en las últimas semanas disminuyeron las cifras de los afectados por la pandemia en el país, se levantaron las restricciones de tránsito y se autorizó la apertura de restaurantes, cines, gimnasios, entre otros, los que hacen prever  a las autoridades sanitarias un rebrote de contagios.

La justicia

Una de las tareas más duras para los nuevos gobernantes será la reestructuración de la justicia, sumida en la corrupción, ineficiencia e injerencia político-partidaria, además de la falta de presupuesto e independencia económica.

“La justicia tiene que ser  verdaderamente independiente, pongámosle fin a la intolerancia a la humillación de los derechos humanos y de nuestra madre tierra”, aseguró el vicepresidente Choquehuanca, durante su discurso de posesión.

En anteriores declaraciones, Arce admitió la necesidad de reestructurar la justicia que su partido terminó por someter al elegir en la Asamblea Legislativa a personas partidarias del MAS que luego fueron sometidas a las urnas. En su discurso de posesión dijo: “Nos comprometemos a rectificar lo que estuvo mal y a profundizar lo que estuvo bien”.

Violencia hacia la mujer

Entre las tareas pendientes están también la lucha contra la violencia hacia las mujeres, niñas, niños y adolescentes. Al día de hoy, suman 102 feminicidios en el país, 1.160 violaciones a infantes, niñas, niños y adolescentes, y 46 infanticidios.

Las mujeres involucradas en el tema como abogadas y ONG plantean la necesidad de un presupuesto para la implementación global de la Ley 348 de lucha contra la violencia hacia la mujer, el fortalecimiento de la justicia y un currículo educativo que aborde la problemática como prevención, además del respeto a la paridad en la participación política.

Volver a “sembrar gas”

En el año 2000 y hasta la denominada “guerra del gas”, Bolivia se había colocado en la lista de ligas mayores en cuanto a los productores de gas natural, al punto que un proyecto buscaba la venta del energético boliviano vía ultramar hasta California en Estados Unidos, además de sus tradicionales mercados de Brasil y Argentina.

Veinte años después, la situación dio un vuelco total, de acuerdo con analistas, en seis a siete años Bolivia está en riesgo de importar todo el diésel y gasolina que requiere para su consumo; y en plazo de 10 años tendrá que comprar gas natural, debido a que las reservas se agotan y no se han descubierto nuevos campos petroleros y gasíferos.

En los últimos años, las exportaciones bolivianas registraron valores de hasta $us 12.000 millones gracias, principalmente, a las ventas de gas natural a Brasil y Argentina. Sin embargo, en los últimos dos años, nuevamente son los minerales los que lideran el mayor valor de ventas externas.

Cuando Morales asumió el gobierno en 2006, las reservas de gas natural se encontraban en los mejores niveles, por lo cual el país honró las exportaciones del energético a Brasil y Argentina sin problemas. Sin embargo, la nacionalizada YPFB descuidó el área de exploración y, entre 2006 y 2020, no encontró ningún nuevo reservorio del energético.

Para evitar la caída de la producción del gas natural, principalmente, expertos propones medidas para la atracción de inversión extranjera para la exploración, es decir, la búsqueda de nuevos yacimientos de gas y petróleo.

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