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Pobreza

Cinco de cada 10 personas de la clase media emergente, en riesgo de volver a ser pobres

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Texto Viviana Ariñez Roca y fotos APG y Alejandro Ríos, La Paz (Bolivia)

Verónica Paño (30) cuenta, luego de acomodarse con un ademán coqueto sus negras trenzas, cómo su vida mejoró en los últimos años y piensa que “será cada vez mejor”. El hambre de su niñez, más la precaria y fría vivienda en la que convivía con sus padres y sus cuatro hermanos en un solo cuarto, son parte de su pasado.

Luego de migrar a La Paz hace 15 años, comenzó a generar ingresos como trabajadora del hogar “cama adentro”, pero hoy Verónica trabaja en un taller donde diseña mantas y polleras, y posee un terreno y una cómoda pequeña casa en la ciudad de El Alto.  

Son 3,6 millones de personas las que salieron de la pobreza en Bolivia y se posicionaron en el estrato de ingresos medios. “La pirámide de ingresos muestra que el país ha dejado de ser predominantemente pobre y que los estratos medios representan alrededor del 60% de la población boliviana”, sostiene el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con cifras a 2018.

El estrato de ingresos medios se define en función al ingreso per cápita — entre 10 y 50 dólares—y una persona forma parte de la clase media cuando deja de ser vulnerable.

Esta emergente clase media, denominada en términos económicos sector de estratos de ingresos medios, aún es vulnerable porque corre el riesgo de caer en la pobreza nuevamente si el país no deja de exportar materias primas como hidrocarburos y minerales, y diversifica su economía para generar más empleo.

“Más de la mitad de la población del estrato medio (56%) se encuentra ubicada en la zona vulnerable, muy cerca del umbral de pobreza”, advierte el PNUD. Se trata de hogares encabezados por hombres y mujeres de unos 40 años, con cerca de ocho años de educación, que trabajan en su mayor parte en empleos precarios del sector de servicios, con un solo perceptor de ingresos por hogar y con carencia de activos para recurrir en caso de crisis.

Verónica es optimista sobre su futuro, pero a veces se sueña que vuelve a ser pobre como cuando era niña. Cuenta que su miedo y tristeza se mantienen por un par de días, luego saca valor para seguir trabajando y se promete a sí misma que “nunca más” volverá a pasar hambre.

El PNUD recomienda que las políticas públicas del Gobierno no solo deben centrarse en los pobres, sino también en el estrato medio vulnerable para preservar el progreso alcanzado.

El Ministerio de Planificación sostiene que para evitar que la nueva clase media retorne a la pobreza, se están asumiendo acciones dirigidas a la creación de empleo estable, adecuadamente remunerado, además de mantener y generar opciones para la creación de nuevas actividades económicas.

El crecimiento

El aumento del estrato de ingresos medios tiene su explicación en el sostenido crecimiento económico de la última década; el proceso de inclusión económica generado por el dinamismo del mercado de trabajo; los modestos incrementos de la productividad y la diversificación productiva, las remesas, el acceso al crédito y un fuerte componente de políticas sociales en el país, de acuerdo con un estudio del PNUD y el Centro de Investigaciones Sociales (CIS), realizado en 2018, denominado “Movilidad Socioeconómica y Consumo en Bolivia”.

La reducción de la pobreza en el país supone que un creciente porcentaje de personas ahora accede a bienes y servicios básicos que en el pasado no existían.

El impulso del consumo

El PNUD hace notar que el crecimiento económico sostenido del país está asociado a la demanda interna, con la expansión del consumo privado, y con la reducción de los niveles de desigualdad de ingresos.

(Foto Alejandro Ríos)

El aumento del consumo se observa, por ejemplo, en una mayor facturación de restaurantes y supermercados. Si se analiza el consumo de los hogares, en el rubro de alimentos se destina el 25 por ciento de los gastos.

El estudio del PNUD también devela que a medida que los hogares superan los umbrales de ingreso comienzan a invertir en bienes duraderos como vivienda y educación. En los últimos años, el rubro de la construcción generó un importante crecimiento.

En esta línea, el crédito para vivienda y también el de consumo experimentó una acelerada expansión. Los datos de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) dejan ver que en el periodo 2005-2015 el crecimiento de la cartera de créditos fue de aproximadamente el 389 por ciento.

(Foto ABI)

También aumentó el consumo en transporte, la facturación de las empresas aéreas creció en 144 por ciento desde 2004.

El lado oscuro del crecimiento del consumo es que genera la importación de bienes destinados a los hogares por cuanto la oferta interna de Bolivia es insuficiente. Datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) dan cuenta de que entre 1999 y 2013, el crecimiento de las importaciones de productos básicos llegó a 341 por ciento, mientras que los productos elaborados aumentaron alrededor del 405 por ciento.

El SUS, una medida para consolidar a la clase media emergente

Tal parece que el Gobierno tiene los ojos puestos en la consolidación de esa clase media emergente puesto que según el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, la implementación del Sistema Único de Salud Universal y Gratuito (SUS) en Bolivia es una medida con la que se busca garantizar la estabilidad del nuevo estrato de ingresos medios (clase media), que surgió en los últimos años.

El Vicepresidente informó que una investigadora del PNUD le recomendó que la inversión en temas de salud y educación sea mucho más duradera y eficiente que la transferencia de recursos monetarios (como los bonos sociales).

“En parte por eso nos hemos animado al SUS, lo mejor es invertir en salud y educación, garantiza más estabilidad en la movilidad social, el dinero no tanto, la movilidad social tiene efectos en políticas públicas”, dijo García durante la presentación de la revista Bitácora Intercultural.

En febrero de este año, el presidente Evo Morales promulgó la ley del Sistema Único de Salud Universal y Gratuito (SUS), que amplía la atención a la población entre cinco y 59 años que no contaban con seguro.  Este plan de salud aún es rechazado por los colegios médicos de Bolivia, los que cuestionan la vigencia del SUS porque no existe infraestructura, equipamiento y recursos humanos necesarios. No obstante, el Gobierno asegura que los problemas serán subsanados y el plan se aplicará de forma progresiva.

Cuando una persona asciende a la clase media, sus características de consumo cambian y tiene mayores requerimientos en educación y salud, así como el seguro a largo plazo.

La lógica es que quien tiene más ingresos  — como ocurre con la clase media emergente— paga más impuestos y, a la vez, requiere de mejores servicios. Sin embargo, el analista de la Fundación Milenio Jaime Pérez hace notar que el SUS debería mejorar en cuanto a calidad, calidez y oportunidad, este sería un factor que permitiría que la clase media se sienta satisfecha”.

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