Texto, fotos y video de Nicole Laura Vallejos para Guardiana (Bolivia)
Martes 20 de diciembre de 2022.- Son las 13:00 y los rayos del sol caen como astillas sobre un puñado de feriantes apostados en la plaza José María Escriva de Balaguer, situada sobre la avenida Montenegro de Calacoto de la ciudad de La Paz. Resguardados bajo la sombra de pequeños toldos blancos, más de una veintena de hombres y mujeres están en este lugar para exponer sus creaciones: carteras, helados, café, fragancias aromáticas, ropa y un largo etcétera de cosas. De fondo, se escucha la melodía de unos violines y la voz de un animador que invita a la gente, desde un minúsculo escenario, a recorrer la “Feria del Arte Libre”, una iniciativa que expone emprendimientos bolivianos.
Aquí, en una de las carpas, está Paula Martínez Crespo, de profesión arquitecta y una edad que prefiere mantener en reserva. Luce una camisa floreada y unos jeans desgastados. Sus ojos están custodiados por unas gafas con marco violeta. Se encuentra sentada sobre un banco de plástico, a la espera de gente que quiera llevarse las libretas que ella y su hermana, Cecilia Martínez, elaboran de forma artesanal desde diciembre del año pasado, cuando Paula sumó una nueva actividad a su vida laboral y así se transformó en un caleidoscopio de oficios: constructora, especialista en gestión de desastres naturales, emprendedora y artesana. Y es que no importa cuántas veces nos tengamos que transformar en esta vida, mientras estemos vivas, comenta Guardiana.
“Hace un año no me hubiera visto a mí misma vendiendo algo. Nunca había vendido nada. Incluso me decían: 'Tú no vendes ni un alfiler'. Eso por mi timidez. Pero ahora sí y me gusta; aunque las personas no lleguen a comprar (mis productos). Por el solo hecho de mostrarles, charlarles sobre la encuadernación, ya es un placer”.
Paula Martínez Crespo
Y es que antes de la pandemia del coronavirus, la vida de Paula siempre estuvo vinculada a su profesión de arquitecta. Pasaba sus días desempeñando consultorías para alcaldías, gobernaciones y organizaciones no gubernamentales. “Justamente empezando la pandemia acabó uno de mis contratos y después no hubo nada; un poco sí, cuando salimos del confinamiento, pero luego no hubo mucho”.
Paula aprovechó esa sequía laboral y junto a su hermana se inscribió en cursos virtuales sobre encuadernación artística. Dice que escogió matar el tiempo libre practicando ese oficio debido a que es una apasionada de los libros. “La lectura siempre ha estado en nuestras vidas. Muchas cosas podían faltar en mi casa, pero no los libros. Algunos los leíamos tanto que se nos rompían y los reparábamos junto a mi papá que era muy afecto a hacer cosas manuales”.
Los primeros frutos de aquel curso se vieron el 12 de diciembre de 2022. Aquel día, Paula se animó a probar suerte y salió de su casa con cuatro libretas bordadas a mano que había hecho durante el postconfinamiento, para venderlas en la feria de su zona Alto Següencoma. “Fue algo muy espontáneo, no hubo un plan de negocios ni nada por el estilo. Dijimos: 'Si no resulta, vamos a tener regalos para los amigos'”.
Pero resultó y desde entonces, ha creado y vendido más de 300 cuadernos con el lema: “Encuadernaciones únicas para personas únicas”. “Ninguna de nuestras libretas son iguales, eso es lo que nos diferencia de los demás”.
Así nació Ficciones, su emprendimiento de libretas artesanales, cuyo nombre le puso en honor a una de las obras del escritor argentino Jorge Luis Borges. “Somos sus admiradoras. Obviamente, su gran libro ficciones es una gran referencia para nosotras. La palabra también denota escribir cosas inventadas y para eso están los cuadernos que hacemos. Una obra de ficción se puede plasmar en nuestras libretas”.
Paula dice convencida que aunque su antiguo trabajo “le encantaba”, su nuevo oficio la ha atrapado. “Prefiero esto, porque no es como un trabajo tradicional, y no lo digo porque no me dé dinero, sino porque lo disfruto tanto que no me canso. Por eso dicen: 'Si eliges bien tu trabajo, nunca vas a tener que trabajar'. Es muy placentero hacer cada una de las libretas”.
“Soy una persona que se aburre muy fácilmente. Me aburriría hacer una cosa igualita todos los días. Eso sí, lo vería otra vez como un trabajo de oficina, rutinario. No me gustaría, si un día puedo hacer una libreta de cuero, al otro día de cartón, es una satisfacción”.
Paula Martínez
Han pasado casi 30 minutos desde que iniciamos la conversación con Paula. Esta vez la música sale de un amplificador y el número de visitantes ha aumentado. Los ojos negros de Paula brillan cada vez que uno de ellos se acerca a su puesto de venta. Dice que ver a la gente apreciando su arte es su mejor recompensa por haberse lanzado a la travesía de emprender.
“No hay límites, si una se propone hacer algo, se puede hacer. A veces una piensa que no va a poder, pero no debemos rendirnos al primer obstáculo. Lo importante es tener constancia, empeño y encontrar una satisfacción a lo que una hace”.
Paula Martínez
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